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El premio Nobel de la Paz 2011 fue compartido entre la presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf,

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domingo, 24 de junio de 2012

PEQUEÑO VALS VIENES / ENRIQUE MORENTE & LAGARTIJA NICK

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ESTUDIANTES LICEO PERROU EN EL DAU , 17 MAYO 011

ESTUDIANTES LICEO PERROU EN EL DAU , 17 MAYO 011

complemento ficha 7 cuarto año . globalización

Entrevista a Manuel Castells en Citilab (primera parte)

En: El oficio de sociólogo, Manuel Castells, Sociólogos, Videos | 27 Aug 2009 | 2

http://youtu.be/dJzvJUPxnns

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Subido por VOZ1816 el 10/08/2010

http://youtu.be/jyyjg7MM2TM

Invitado por la Fundación OSDE y la Universidad Nacional de San Martín, el sociólogo español pasó por Buenos Aires para hablar de Comunicación y poder en la sociedad red, tema de su último libro. Explicó conceptos como el de la automediación y la autocomunicación y dijo que "twitter es fantástico para hacer la revolución, pero cuando hay que explicar el programa revolucionario nos vamos a Facebook".

Bien informático, Castells arrancó diciendo que "en las relaciones de poder se encuentra el código fuente de cualquier sociedad". Y habló de una dialéctica, que no es la materialista en términos marxistas por cierto, pero es la que para él encierra el debate principal sobre estos tiempos. Cien por ciento gramsciano, el sociólogo definió: "Donde hay poder hay contrapoder, donde hay dominación hay resistencia". Y explicó luego que de esas relaciones surgen compromisos parciales que generan cambios y nuevas normas. Nada nuevo hasta allí. Apenas algo de contexto para aclimatar la dirección de su charla. "El poder es una relación, no se lo toma", avisó entonces categórico, aunque sobren ejemplos de que una cosa no impida la otra. "Ese poder, esa capacidad relacional se usa para influenciar y defender los valores e intereses del empoderado. Y de allí surge la batalla para influenciar nuestras mentes", esbozó.

Habló Castells de las dos vías para ostentar ese poder, a través del monopolio de la violencia o a través de construcción de significados. "Si no te convenzo, te mato", graficó. Una violencia e intimidación que puede construir tanto adhesión como resignación. Otra vez calcó la definición de hegemonía de Gramsci para quien el poder de las clases dominantes sobre las clases sometidas en el modo de producción capitalista no está dado solo por el control de los aparatos represivos del Estado sino fundado en la "hegemonía" cultural que las clases dominantes logran ejercer a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. Esos mecanismos consensuales de la dominación burguesa han entrado en una nueva etapa según Castells. No es que hayan desaparecido pero ahora se definen cada vez más en la sociedad red.-----------------------

A finales de 2008, y con motivo de una invitación a las instalaciones de Citilab, el sociólogo Manuel Castells concedió una interesante entrevista donde esclareció diversas temáticas tecnológicas en las que ha trabajado desde hace varios años y que ningún sociólogo conoce como él.

En esta primera parte de la entrevista (seguida de su transcripción) Castells respondió varias problemáticas del mundo contemporáneo acerca de la conectividad comunicativa entre lo global y lo local, la exclusión digital, la diferencia conceptual entre sociedad virtual y sociedad real y, en este caso, el modelo innovador de Citilab como centro tecnológico-social.

Brevemente mencionamos que Citilab-Cornellà es un espacio ubicado en la Comunidad autónoma de Cataluña (España) cuya principal misión es "promover proyectos relacionados con la Internet Social" y el desarrollo de nuevos espacios y metodologías (telecentros, e-learning y living labs) que impulsen la Sociedad de la Información y la nueva economía.

FICHA 6 - CURSO CUARTO AÑO. SET Y OCTUBRE 011

Ficha 6- UBICACIÓN CONCEPTUAL DEL SUB DESARROLLO.

SETIEMBRE – OCTUBRE 011

Problematizando las denominaciones, SUR, TERCER MUNDO, SUBDESARROLLO

"He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.”

Joaquín Torres García. Universalismo Constructivo, Bs. As. : Poseidón, 1941.

DICE OCTAVIO PAZ dice:

“América Latina, América Hispana, Iberoamérica, Indoamérica, cada una de estos nombres deja si nombre a una parte de la realidad. Tampoco son fieles las etiquetas económicas, sociales y políticas. La noción de subdesarrollo por ejemplo, puede ser aplicado a la economía y a la técnica, no al arte, la literatura, la moral, o la política. Más vaga aún es la expresión “Tercer Mundo”… qué relación hay entre Argentina y Angola? … a pesar de dos siglos de dominación europea ni la India, ni Argelia, cambiaron de lengua, religión y cultura…. Un iranio, un hindú, un chino pertenecen a civilizaciones diferentes a la de Occidente. Los latinoamericanos hablamos español o portugués; somos o hemos sido cristianos; nuestras costumbres institucionales, artes y literatura descienden directa o indirectamente de españoles y portugueses. Por todo esto somos un extremo americano de occidente; el otro es de los Estados Unidos y el Canadá. Pero apenas afirman que somos una prolongación ultramarina de Europa, saltan a la vista las diferencias.”

Democracia TIEMPO NUBLADO- Sudamericana planeta. 3era edición. 1986. Página 161

Octubre 011 -

(También pueden fichar hechos que aparecen en este tema PARA TU PRUEBA SUMATIVA Y PARCIAL)

Bandung (1955, Conferencia) marca el comienzo del movimiento político de los países no alineados.

Materiales para trabajar:_

Raul Prebisch

http://www.dse.de/zeitschr/ez1199-6.htm

Raúl Prebisch nació en Tucumán, República Argentina, el 17 de abril de 1901.

Por su larga y activa trayectoria fue partícipe desde su ingreso a la universidad en 1918 de los diversos momentos políticos y económicos de Argentina y en cada uno de esos contextos tuvo incidencia por las importantes funciones desempeñadas.

En 1950 fue designado primer Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cargo que ocupó hasta 1963.

Principales contribuciones

Prebisch entendió que el subdesarrollo no puede identificarse con un simple estado de atraso, con frecuencia atribuido al peso de factores extraeconómicos, supuestamente ligados a la estructura social. Antes bien, lo visualizó como un patrón de funcionamiento y de evolución específica de ciertas economías –a las que llamó periféricas-, que como tal merece un esfuerzo de elaboración teórica también específico.

Para Prebisch el subdesarrollo puede describirse de manera sintética recurriendo a los tres conceptos siguientes:

1) La heterogeneidad estructural

Esta es la primera característica de las economías periféricas: la existencia de actividades y/o ramas de la producción en las cuales la productividad media del trabajo es normal, o si se quiere relativamente similar a la que prevalece en los grandes centros industriales. Y la presencia simultánea de actividades tecnológicamente rezagadas, en las cuales los niveles de productividad son muy reducidos. De esos dos tipos de actividades, las mencionadas en primer término generan el empleo, y las segundas albergan el subempleo. Esa coexistencia de empleo y subempleo constituye una expresión directamente visible de la heterogeneidad estructural.

2) La especialización productiva

En sus orígenes, la especialización de la estructura productiva de la periferia se ligó al largo período en que su crecimiento dependió de la exportación de alimentos y materias primas. Más tarde, cuando la industria pasa a ser espontáneamente la fuente principal de dinamismo, la especialización primario-exportadora inicial condiciona el nuevo patrón de desarrollo. Otros aspectos de la especialización son: a) la dificultad de exportar manufacturas y de lograr por esa vía alzas sucesivas del valor de las exportaciones globales. b) acumulación de importaciones inducida por la escasa complementariedad de la producción interna y/o de importaciones de bienes situados “más atrás” en la cadena productiva e inducida por su escasa integración vertical. La consecuencia de a) y b) es el déficit de la balanza comercial de la periferia.

3) El desarrollo desigual

El desarrollo desigual tiene relación en primer lugar según Raúl Prebisch, con lo descripto en 1) y 2). La periferia se destaca por estructuras que son heterogéneas y especializadas. Mientras que los grandes centros industriales presentan sus economías con altos grados de homogeneidad y diversificación.

Otra manifestación del desarrollo desigual es la diferencia de los ingresos medios entre el centro y la periferia. La base de esta diferencia se encuentra en la disparidad de los ritmos de aumento de la productividad del trabajo, que es mayor en el centro, pues en éste el progreso técnico es más acelerado. En la periferia la presencia de vastos contingentes en actividades con muy baja productividad del trabajo incide negativamente sobre el ingreso medio.

Términos de intercambio

Para lograr una percepción más plena del concepto de subdesarrollo conviene introducir las ideas de Prebisch acerca de los términos del intercambio y de los ciclos del comercio internacional. Prebisch sostenía que existía un deterioro de los precios de los productos exportados por los países periféricos con respecto a los bienes que importaba de los países del centro. A su vez este factor era agravado por el ciclo del comercio internacional ya que los países agrícolas eran más vulnerables que las economías centrales durante las recesiones.

Recomendaciones de políticas económicas

Sus recomendaciones de política consistían en un llamamiento a la industrialización y a una combinación de exportaciones que trasciendan los productos básicos, junto con un Estado “sagaz” con coherencia administrativa para combinar los mercados abiertos con intervenciones calculadas y procesos deliberados.

Fuente:

Manuel Fernández López (2001) Biografía de Raúl Prebisch. La gaceta de Económicas. Buenos Aires. Abril y mayo.

Aldo Ferrer, Julio Olivera, Enrique Iglesias, discursos pronunciados en el homenaje a Raúl Prebisch con motivo de conmemorarse el centenario de su nacimiento. Buenos Aires. Abril 2001.

Revista de la CEPAL no. 75. Diciembre 2001.

http://www.lateinamerika-studien.at/content/wirtschaft/ipoesp/ipoesp-741.html

Deterioro de los términos de intercambio.

Años

Precio tractor

En kgs trigo

En kgs papas

En número de novillos

1955

$ 4.200

23.000

25.000

23

1970

$2.000.000

160.000

110.000

80

Para comprar el mismo tractor, los uruguayos necesitamos / 1970) seis veces más trigo cuatro veces más papas o tres veces más carne que en 1955.

Fuente: asociación nacional profesores Geografía. Prof. Graciela Taddey. 1970

Ejemplos de ECONOMÍAS MONOPRODUCTORAS Y MONOEXPORTADORAS EN AMERICA LATINA. ( igual fuente)

Principales productos exportables en 1967.

País

Nº de productos exportables( principales)

% de exportaciones del país

Principales productos

Argentina

4

61

Carene, trigo, maíz, lana

Bolivia

1

71

Estaño

Chile

3

85

Cobre, hierro, nitrato

Colombia

2

69

Café, petróleo

Uruguay

3

84

Lanas, carnes, cueros

Principales teorías sobre desarrollo económico y social-

Autor: Giovanni E. Reyes

Enviado por giovr http://www.monografias.com/trabajos10/prin/prin.shtml

«Principales teorías sobre desarrollo económico y social - Monografias.com». http://www.monografias.com/trabajos10/prin/prin.shtml (Accedido Septiembre 23, 2011).

1. Introducción

2. Teoría de la Modernización

3. Teoría de la Dependencia.

4. Teoría de los Sistemas Mundiales

5. Teoría de la Globalización

6. Bibliografía

1. Introducción

El objetivo principal de este trabajo es sintetizar los aspectos fundamentales de las cuatro grandes teorías del desarrollo: modernización, dependencia, sistemas mundiales y globalización. Éstas son las principales explicaciones teóricas que permiten interpretar esfuerzos para el desarrollo realizados por países y grupos sociales, especialmente por aquellas naciones que presentan mayores niveles de pobreza. Éstas perspectivas teóricas nos permiten no sólo aclarar conceptos y ponerlos en perspectiva, sino también identificar recomendaciones relacionadas con políticas sociales.

Para fines de este trabajo el término desarrollo se entiende como una condición social dentro de un país, en la cual las necesidades auténticas de su
población se satisfacen con el uso racional y sostenible de recursos y sistemas naturales. La utilización de los recursos estaría basada en una tecnología que respeta los aspectos culturales y los derechos humanos. Esta definición general de desarrollo incluye la especificación de que los grupos sociales tienen acceso a organizaciones y a servicios básicos como educación, vivienda, salud, nutrición, y sobre todo, que sus culturas y tradiciones sean respetadas dentro del marco social de un estado-nación en particular.

En términos económicos, la definición mencionada anteriormente indica que para la población de un país hay oportunidades de
empleo, satisfacción de por lo menos las necesidades básicas, y una tasa positiva de distribución y de redistribución de la riqueza nacional. En el sentido político, esta definición enfatiza que los sistemas de gobierno tienen legitimidad legal, sino también en términos de proporcionar beneficios sociales para la mayoría de la población.

2. Teoría de la Modernización

Alvin So afirma que hay 3 elementos principales e históricos después de la Segunda Guerra Mundial que favorecieron el inicio de la teoría del desarrollo de la modernización. Primero, el surgimiento de Estado Unidos como una potencia. Mientras otros países occidentales como Gran Bretaña, Francia y Alemania quedaron debilitadas después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos resultaron fortalecidos después de la guerra. Este país se convirtió en un líder mundial con la implementación del Plan Marshall para reconstruir a la devastada Europa occidental, además del apoyo político y financiero dentro de perspectiva de "contención y prioridades" diseñada por George Kennan. Esta estrategia benefició economías emergentes como Taiwán, Corea del Sur y Japón, por sobre prioridades de apoyo a la integración en Latinoamérica.

Segundo, se difundió un
movimiento comunista mundial unido. La ex Unión Soviética extendió su movimiento no sólo a Europa Oriental, sino también a China y a Corea. Tercero, hubo una desintegración de los imperios coloniales europeos en Asia, África y Latinoamérica, dando lugar a nuevas naciones -estados en el Tercer Mundo. Estas recién conformadas naciones buscaban un modelo de desarrollo para promover sus economías y aumentar su independencia política.

La teoría de la modernización establece que las
sociedades modernas son más productivas, los niños están mejor educados, y los necesitados reciben más beneficios. El análisis de Smelser afirma que las sociedades modernas tienen el aspecto particular de la diferenciación estructural particular, es decir, una definición clara de las funciones y papeles políticos de las instituciones. Smelser argumenta que aunque la diferenciación estructural ha aumentado la capacidad funcional de las instituciones modernas, pero a la vez también ha creado un problema de integración, y de coordinación de las actividades de diferentes nuevas instituciones.

En el sentido político, Coleman resalta 3 aspectos fundamentales de las sociedades modernas: a) diferenciación de la
estructura política; b) secularización de la cultura política (con la ética de la igualdad); c) aumento de la capacidad del sistema político de una sociedad.

Los principales supuestos de la teoría de la modernización se basa fundamentalmente en concebir a la modernización como un
proceso que se realiza a través de fases. De conformidad con la teoría del desarrollo económico de Rostow, para una sociedad en particular existen cinco etapas. Resumiendo, estas cinco etapas son: (i) la sociedad tradicional; (ii) precondición para el despegue; (iii) el proceso de despegue; (iv) el camino hacia la madurez; y (iv) una sociedad de alto consumo masivo.

De acuerdo con esta
exposición Rostow ha encontrado una posible solución para promover la modernización en los países del Tercer Mundo. Si el problema que enfrentan los países del Tercer Mundo es la falta de inversiones productivas, entonces la solución para estos países está en que se les provea de ayuda en forma de capital, tecnología, y experiencia. Las influencias de Rostow en especial en la década de los sesenta ilustra una de las aplicaciones que desde un inicio tuvo la teoría de la modernización en el área de la formulación e implementación de políticas económicas y públicas en general. El Plan Marshall y la Alianza para el Progreso en Latinoamérica son ejemplos de programas influenciados por las teorías políticas de Rostow.

Como fundamentos esenciales, incluyendo aquellos en los que se basan los planteamientos de Rostow, la teoría de la modernización se caracteriza por establecer:

  1. La modernización es un proceso homogenizador, es este sentido sólo podemos decir que la modernización genera tendencia hacia la convergencia entre sociedades, por ejemplo, Levy (1967, p. 207) sostiene que: "a medida que pasa el tiempo, ellos y nosotros nos pareceremos cada vez más los unos a los otros ya que los patrones de modernización son tales que a medida que las sociedades se modernicen más, se parecerán más las la una a la otra".
  2. La modernización es un proceso europeizador y/o americanizador; en la literatura modernizadora, hay una actitud complaciente hacia Europa Occidental y hacia los Estados Unidos. Se tiene una concepción de que éstos países poseen una prosperidad económica y estabilidad política imitable (Tipps: 1976, p. 14);
  3. Además, la modernización es un proceso que se evidencia como irreversible. En otras palabras, una vez que los países del tercer mundo entren en contacto con el Occidente no serán capaces de resistirse al impetuoso proceso de modernización.
  4. La modernización es un proceso progresivo que a largo plazo es no sólo inevitable sino deseable, dentro de la perspectiva de la teoría de la modernización. Coleman afirma que los sistemas políticos modernizados tienen una mayor capacidad que los sistemas políticos tradicionales para tratar con funciones de identidad nacional, legitimidad, penetración, participación y distribución.
  5. Por último, la modernización es un proceso largo. Es un cambio basado más en la evolución que en un salto revolucionario. Tardará generaciones e incluso siglos para que culmine, y su impacto profundo sólo se sentirá a través del tiempo. Todos éstos supuestos se derivan de la teoría evolucionaría fundamentalmente desarrollada en Europa y Estados Unidos.

También hay otro grupo de supuestos clásicos basados más estrictamente en la teoría del funcional-estructuralismo, la cual enfatiza la interdependencia de las instituciones sociales, la importancia de variables estructurales en el ámbito cultural, y el proceso de cambio inherente a través del equilibrio homeostático. Estas ideas se derivan especialmente de las teorías sociológicas de Parson.

Los supuestos de la teoría del funcional-estructuralismo son principalmente: a) la modernización es un proceso sistemático; el atributo de
modernidad forma un todo consistente, aparece inicialmente en grupos ("clusters") que en un primer momento pueden presentarse como aislados; b) la modernización es un proceso transformativo, para que una sociedad alcance la modernidad, sus estructuras y valores tradicionales deben de ser remplazados por un grupo de valores modernos; y c) dada su naturaleza sistemática y transformativa, la modernización es un proceso inminente que introduce el cambio dentro del sistema social.

La fortaleza de la teoría de modernización puede ser definida en varios aspectos. Primero, podemos identificar la base del enfoque en
procesos de investigación. A pesar de que los principales estudios de modernización fueron realizados por un psícólogo, un psicólogo social, un sociólogo de religión y un sociólogo político; otros autores han extendido la teoría de la modernización a otros campos. Por ejemplo, Bellah examina el papel de la religión Tokugawa sobre el desarrollos económicos de los pajanes en Asia Sur-Oriental con efectos en pueblos como Camboya, Laos y Burma; Lipset discute el posible papel del desarrollo económico sobre el desarrollo económico en la democratización de los países del Tercer Mundo, e Inkeles discute las consecuencias del proceso modernizador para las actitudes y comportamientos individuales.

Un segundo aspecto de la perspectiva de la modernización es el marco analítico. Los autores asumen que los países del Tercer Mundo son tradicionales y que los países occidentales son modernos. Para alcanzar el desarrollo, los países pobres deben adoptar
los valores Occidentales. En tercer lugar, la metodología se basa en estudios generales; por ejemplo la relación entre los valores en el Tercer Mundo, y la diferenciación entre democracias inestables y dictaduras estables.

Por otro lado, la teoría de la modernización, fue popular durante la década de 1950, pero fuertemente atacada durante la década de 1960s y 1970s. Entre las críticas hacia esta teoría están: primero, el desarrollo no es necesariamente unidireccional. Este es un ejemplo de la etnocentricidad de la perspectiva de Rostow. Segundo, la perspectiva de la modernización sólo
muestra un modelo de desarrollo. El ejemplo a favorecer es el patrón de desarrollo de los Estados Unidos. Sin embargo, en contraste con esta situación podemos observar que han ocurrido avances de desarrollo en otros países como Taiwán y Corea del Sur; y debemos admitir que sus niveles actuales de desarrollo se han alcanzado con regímenes autoritarios fuertes.

Un segundo grupo de críticas de la teoría de la modernización se refiere a la necesidad de eliminar los valores tradicionales. Los países del Tercer Mundo no tienen un grupo de valores tradicionales homogéneos, son sistemas de valores heterogéneos. Por ejemplo Redfield 1965, distingue entre los grandes valores tradicionales (valores de las élites), y las pequeñas tradiciones (valores de las masas).

Un segundo aspecto en esta crítica es que los valores tradicionales y los modernos no son siempre excluyentes: China, por ejemplo, a pesar de los avances en desarrollo económico continúa funcionando con valores tradicionales y parece suceder lo mismo en Japón. Además, no es posible decir que los valores tradicionales están siempre separados completamente, de las condiciones de cohexistencia con la modernidad, por ejemplo, la lealtad hacia el emperador puede ser transformada en lealtad hacia la compañía.

Hay muchas semejanzas entre los estudios de modernización clásicos y los nuevos estudios, entre ellas están: el uso de un enfoque de investigación dirigido hacia el desarrollo de los países del Tercer Mundo; el análisis a nivel nacional; el uso de 3 variables principales: factores internos, valores culturales, e instituciones sociales; los conceptos tradicionales y de modernidad; y las implicaciones de políticas de modernización en el sentido de que generalmente es considerado beneficioso para la sociedad como un todo.

Sin embargo, hay importantes diferencias entre los estudios clásicos y los nuevos estudios de la
escuela de modernización. Por ejemplo, en el enfoque clásico la tradición es un obstáculo para el desarrollo; en el nuevo enfoque, la tradición es un factor aditivo para el desarrollo. En cuanto a la metodología, el enfoque clásico aplica una construcción teórica con alto nivel de abstracción; el nuevo enfoque utiliza casos concretos dentro de un contexto histórico dado. En cuanto a la dirección del desarrollo, la perspectiva clásica utiliza una senda unidireccional la cual tiende al modelo de Estados Unidos y Europa. La nueva perspectiva prefiere una senda multidireccional de desarrollo. Finalmente, en cuanto los factores externos y los conflictos, los clásicos demuestran un descuido de los factores externos y los conflictos, mientras que el nuevo enfoque le presta mucha más atención a estos dos aspectos.

3. Teoría de la Dependencia.

Las bases de la teoría de la dependencia surgieron en 1950 como resultado, entre otros, de las investigaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Uno de los autores más representativos fue Raúl Prebish. El punto principal del modelo Prebisch es que para crear condiciones de desarrollo dentro de un país es necesario:

  1. Controlar la tasa de cambio monetario, poniendo mayor énfasis en políticas fiscales que en políticas monetarias;
  2. Promover un papel gubernamental más eficiente en términos de desarrollo nacional;
  3. Crear una plataforma de inversiones, dando prioridad al capital nacional
  4. Permitir la entrada de capitales externos siguiendo prioridades ya establecidas en planes de desarrollo nacionales;
  5. Promover una demanda interna más efectiva en término de mercados internos como base para consolidar el esfuerzo de industrialización en Latinoamérica en particular y en naciones en desarrollo en general;
  6. Generar una mayor demanda interna incrementando los sueldos y salarios de los trabajadores;
  7. Desarrollar un sistema seguro social más eficiente por parte del gobierno, especialmente para sectores pobres a fin de generar condiciones para que estos sectores puedan llegar a ser más competitivos; y
  8. Desarrollar estrategias nacionales que sean coherentes con el modelo substitución de importaciones, protegiendo la producción nacional al imponer cuotas y tarifas a los mercados externos.

La propuesta de Prebisch y de la CEPAL fueron la base de la teoría de la dependencia a principios de los años 50 Sin embargo, algunos autores como Falleto y Dos Santos argumentan que las propuestas de desarrollo de la CEPAL fracasaron y que es en medio de estas condiciones en donde surge, propiamente, la teoría de la dependencia. A finales de la década de los cincuentas y mediados de la década de los sesentas se publicó este modelo teórico más elaborado. Entre los principales autores de la teoría de la dependencia tenemos a: Andre Gunder Frank, Raul Prebisch, Theotonio Dos Santos, Enrique Cardoso, Edelberto Torres-Rivas, y Samir Amin.

La teoría de la dependencia combina elementos neo-marxistas con la teoría económica keynesiana (ideas económicas liberales que surgieron en Estados Unidos y Europa como respuesta a la
depresión de los años 20). A partir del enfoque económico de Keynes, la teoría de la la dependencia está compuesta por 4 puntos fundamentales: a) desarrollar una considerable demanda interna efectiva en términos de mercados nacionales; b) reconocer que el sector industrial es importante para alcanzar mejores niveles de desarrollo nacional, especialmente porque este sector generar mayor valor agregado a los productos en comparación con el sector agrícola; c) incrementar los ingresos de los trabajadores como medio para generar mayor demanda agregada dentro de las condiciones del mercado nacional; d) promover un papel gubernamental más efectivo para reforzar las condiciones de desarrollo nacional y aumentar los estándares de vida del país.

Foster-Carter (1973) encuentra tres diferencias fundamentales entre el
Marxismo ortodoxo clásico y el neo-marxismo, siendo el segundo el que provee una base para la teoría de la dependencia. Primero, el enfoque clásico se centra en el análisis del papel de los monopolios extendidos a escala mundial, mientras que el centro del neo-marxismo es proveer una visión desde las condiciones periféricas. Segundo, el movimiento clásico previó la necesidad de una revolución burguesa en la introducción de procesos de transformación; desde la perspectiva de neo-marxista y basándose en las condiciones actuales de los países del Tercer Mundo, es imperativo "saltar" hacia una revolución social, principalmente porque se percibe que la burguesía nacional se identifica fuertemente con posiciones de élite y de la metrópoli más que con posiciones nacionalistas. El enfoque marxista clásico consideraba que el proletariado industrial tenía la fuerza y estaba llamado a ser la vanguardia para la revolución social; el enfoque neo-marxista insistió en que la clase revolucionaria debía de estar conformada por los campesinos para poder llevar a cabo un conflicto revolucionario.

Aunque la escuela de la modernización y la escuela de la dependencia difieren en muchas áreas, también presentan algunas similitudes, las principales son: a) el centro de
la investigación es el desarrollo de los países del Tercer Mundo; b) una metodología que utiliza un alto nivel de abstracción y se centra en el proceso revolucionario, utilizando estados-naciones como unidad de análisis; c) el uso de visiones estructurales teóricas polares; en un caso la estructura es tradición versus modernidad (modernización), en el otro en el caso del centro versus la periferia (dependencia).

De acuerdo con la escuela de la dependencia la principales
hipótesis referentes al desarrollo en los países del Tercer Mundo son: primero, el desarrollo de los países del Tercer Mundo necesita tener un grado de subordinación al centro en contraste del desarrollo de las naciones centrales cuyo desarrollo fue históricamente y es hoy día independiente. En Latinoamérica podemos observar ejemplos de esta situación, especialmente en aquellos países con un alto grado de industrialización, como Brasil el cual es utilizado por Andre G. Frank como caso de estudio.

Segundo, los dependentistas en general consideran que las naciones periféricas experimentan su mayor desarrollo económico cuando sus enlaces con el centro están más débiles. Un ejemplo de esto es el proceso de industrialización que se desarrolló en Latinoamérica durante los años 30s y 40s cuando las naciones del centro estaban concentradas en resolver los problemas

de la Gran Depresión y las potencias occidentales estaban involucradas en la Segunda Guerra Mundial.

Una tercera hipó
tesis indica que cuando los países del centro se recuperan de su crisis y reestablecen sus vínculos comerciales y financieros, incorporan de nuevo al sistema a los países periféricos, y el crecimiento y la industrialización de esto país se tiende a ver subordinada. Frank indica en particular que cuando los países del centro se recuperan de la guerra u otras crisis que han desviado de su atención de la periferia, la balanza de pagos, inflación y estabilidad política de los países del Tercer Mundo se han visto afectadas negativamente. Por último, el cuarto aspecto se refiere al hecho de que las naciones más subdesarrolladas que todavía operan con sistemas tradicionales feudales son las que tuvieron relaciones más cercanas con el centro

Sin embargo, Theodino Dos Santos afirma que la base de la dependencia de los países subdesarrollados resulta de la producción industrial tecnológica, más que de vínculos financieros a monopolios de los países del centro. Otros autores clásicos de la teoría de la dependencia son: Baran, quien ha estudiado condiciones en
India a final de la década de 1950; y Ladsberg, quien ha estudiado los procesos de producción industrial en los países del centro en los setentas.

Las principales críticas de la teoría de la dependencia se han centrado en el hecho de que esta escuela no provee evidencia empírica exhaustiva para justificar sus conclusiones. Además, este enfoque utiliza un alto nivel de abstracción en su análisis. Otra crítica es que el análisis de la dependencia considera perjudiciales los vínculos de estos países con las corporaciones transnacionales mientras en verdad estos vínculos pueden ser utilizados como medio de transferencia de tecnología. Referente a esto es importante recordar que los Estados Unidos fue una colonia y que este país tuvo la capacidad de romper en círculo vicioso del
subdesarrollo.

Los nuevos estudios de la teoría de la dependencia incluyen los de Cardoso (1979) y a Falleto (1980). Estos autores toman en cuenta las relaciones de los países en términos de sus niveles sistémicos (externos) y sub-sistemáticos (internos), y cómo estas relaciones pueden ser transformadas en elementos positivos para el desarrollo de las naciones periféricas. O´Donell estudió el caso de la autonomía relativa entre elementos económicos y políticos en el contexto de las condiciones de los países del Tercer Mundo, especialmente los países de Asia Sur-Oriental. Evans estudió las ventajas comparativas que Brasil tiene respecto a sus vecinos en Sur América, y Gold estudió los elementos de dependencia que operaban a principios del proceso mediante el cual Taiwán se convirtió en un país con notable potencial económico.

Un punto importante de los nuevos estudios de dependencia es que mientras que la posición ortodoxa de la dependencia no acepta la autonomía relativa del gobierno de las élites poderosas, los nuevos autores de esta escuela reconocen un margen de
acción de los gobiernos en el sentido de darles espacio para perseguir su propia agenda. Estos argumentos se incluyen principalmente de los trabajos de Nikos Poulantzas. Para éste cientista político los gobiernos del Tercer Mundo tienen un cierto nivel de independencia del eje real de poder dentro del país.

Una de las principales críticas actuales de la teoría de la dependencia y de la modernización es que ambas continúan basando sus supuestos en los resultados en los estados-
nación. Este es un punto importante que nos permite separar las escuelas antes mencionadas de la perspectiva teórica de los sistemas mundiales o de la teoría de la globalización. Éstos últimos movimientos enfocan su atención principalmente en las vínculos entre países, especialmente aquellos relacionados con el comercio, los sistemas financieros internacionales, la tecnología mundial y la cooperación militar.

4. Teoría de los Sistemas Mundiales

La nueva forma que el capitalismo estaba tomando en el mundo, especialmente en la década de 1960, fue un elemento central del cual surgió la teoría la teoría de los sistemas mundiales. Al comienzo de la década de los sesentas, los países del Tercer Mundo desarrollaron nuevas condiciones sobre las cuales intentaron elevar sus estándares de vida y mejorar sus condiciones sociales. Estas nuevas condiciones estaban relacionadas con el hecho de que los sistemas internaciones financieros y de intercambio tenían cada vez menos influencia. Básicamente estas nuevas circunstancias económicas internacionales hicieron posible que un nuevo grupo de investigadores radicales bajo el liderazgo de Immanuel Wallestein llegaran a la conclusión de que habían nuevas actividades en la economía capitalista mundial que no podían ser explicadas dentro de los confines de la teoría de la dependencia. Éstos nuevos rasgos se caracterizaron principalmente por los siguientes aspectos:

  1. Asia oriental (Japón, Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong, y Singapur) continuaron experimentando una alta tasa de crecimiento económico. Se hizo cada vez más difícil de caracterizar este milagro económico como un "imperialismo manufacturero";
  2. Hubo una crisis muy difundida dentro de los estados socialistas que incluyó la división chino-soviética, el fracaso de la Revolución Cultural, estancamiento económico de los estados socialistas, y la apertura gradual de los estados socialistas a las inversiones capitalistas. Esta crisis fue un signo que marcaría un proceso de caída de muchos puntos de la agenda del marxismo revolucionario;
  3. Hubo una crisis en el capitalismo estadounidense que incluyó la Guerra de Vietnam, el abandono del patrón oro/dólar, la crisis de Watergate, las alzas del precio del petróleo en 1973 y en 1979, la combinación de estancamiento e inflación al final de la década de 1970, así como el surgimiento del sentimiento de proteccionismo, el déficit fiscal sin precedentes, y el ensanchamiento de la brecha comercial en la década de 1980; todo ello constituían señales del deterioro de la hegemonía americana en la economía mundial capitalista.

Estos elementos crearon las condiciones para el surgimiento de la teoría de los sistemas mundiales. Esta escuela tuvo su origen en el Centro de Estudios de economía, Sistemas Históricos, y Civilización en la Universidad Estatal de Nueva York en Bringhamton. Aunque la escuela de los sistemas mundiales se originó en el área de sociología su impacto se ha extendido a la antropología, la historia, las ciencias políticas, y la planificación urbana. I. Wallerstein es considerado uno de pensadores más importantes de este campo teórico. Al principio de su carrera estudio los problemas de desarrollo que enfrentaban los países africanos recién independizados tomando en cuenta las nuevas condiciones económicas y políticas mundiales de la

década de los sesentas.

Wallerstein y sus seguidores reconocieron que hay condiciones mundiales que operan como fuerzas determinantes especialmente para países pequeños y subdesarrollados, y que el nivel de
análisis de estado-nación ya no es la categoría adecuada para estudiar las condiciones de desarrollo, particularmente en regiones del Tercer Mundo. Los factores que tuvieron mayor impacto en el desarrollo interno de países pequeños fueron el nuevo sistema de comunicaciones mundiales, los nuevos mecanismos de comercio mundial, el sistema financiero internacional, y la transferencia de conocimientos y vínculos militares. Estos factores han creado su propia dinámica a niveles internacionales, al mismo tiempo que estos elementos interactúan con los aspectos internos de cada país.

Los principales supuestos de la teoría de los sistemas mundiales establecen que: a) hay un fuerte nexo entre las ciencias sociales, especialmente entre la sociología y las disciplinas económicas y políticas. Esta escuela reconoce que generalmente se le da una mayor
atención al desarrollo individual de cada una de estas disciplinas que a la interacción entre ellas, y cómo éstas interacciones afectan en términos reales las condiciones nacionales de una sociedad dada; b) en vez de dirigir el análisis a cada una de las variables, es necesario estudiar la realidad de los sistemas sociales; c) es necesario reconocer el nuevo carácter del sistema capitalista. Por ejemplo, desde la perspectiva de la economía política el enfoque se basa en las condiciones del sistema capitalista durante la revolución industrial en el Reino Unido. Hubo evidencia concreta para apoyar la libre competencia, patrones más productivos dentro del sector industrial, y de amplios grupos de poblaciones que proveían mano de obra a las fábricas recién establecidas.

Esta no es la situación hoy en día, especialmente cuando consideramos el importante papel económico de las corporaciones

transnacionales, el
clima político internacional, la interdependencia que afecta a los gobiernos de los países pobres, y el papel de las inversiones especulativas. Para la escuela de los sistemas mundiales, las teorías tradicionales del desarrollo no explican completamente las condiciones actuales. Esta crítica del sistema capitalista ha estado presente desde su nacimiento. Bajo las condiciones internacionales actuales, hay aspectos específicos de monopolio de capital, sus medios de transacción, y sus operaciones en concreto a nivel mundial que han afectado considerablemente las relaciones internacionales entre los países.

Las principales diferencias entre la aproximación de los sistemas mundiales y los estudios de dependencia son: a) la unidad de análisis de la teoría de la dependencia es al nivel de la
nación-estado, para teoría de los sistemas mundiales es el mundo mismo con sus diferentes esferas de acción como unidades referenciales; b) respecto a metodología, la escuela de la dependencia da por sentado que el modelo histórico-estructural es el del auge y la caída de los estados naciones, el enfoque de los sistemas mundiales mantiene la dinámica histórica de los sistemas mundiales dentro de sus ciclos rítmicos y tendencias; c) la estructura teórica de la teoría de la dependencia es bimodal, se concentra en el centro y la periferia; de acuerdo con la teoría de los sistemas mundiales la estructura es trimodal, consiste del centro, la semi-periferia y la periferia; d) en cuanto a la dirección del desarrollo, la escuela de la dependencia considera que este proceso es perjudicial generalmente; sin embargo, según la teoría de los sistemas mundiales, hay posibilidades de movilidad hacia arriba o hacia abajo dentro de la economía mundial; e) el enfoque de la teoría de la dependencia se centra en la periferia; mientras que los teóricos de los sistemas mundiales se centran en la periferia así como también en el centro y en la semi-periferia.

Dadas las características anteriormente nombradas, la teoría de los sistemas mundiales indica que la unidad de análisis central son los sistemas sociales, los cuales pueden ser estudiados en el ámbito interno o externo de un país. En este último caso el sistema social afecta diversas naciones y generalmente influye sobre una región entera.

Los sistemas mundiales más frecuentemente estudiados desde esta perspectiva teórica son los sistemas relacionados con
la investigación, aplicación y transferencia de tecnología básica y productiva; los mecanismos financieros y las operaciones de comercio internacional. En cuanto a los recursos financieros, esta teoría del desarrollo distingue entre inversión productiva e inversión especulativa. Las inversiones productivas son recursos financieros que refuerzan la producción manufacturera de un país en particular, mientras que las inversiones especulativas son más volátiles ya que generalmente generan ganancias rápidas en los mercados bursátiles, pero no le proveen al país una base sustentable que le permita alcanzar crecimiento a largo plazo.

Cuando la teoría de los sistemas mundiales considera mecanismos de comercio, distingue entre transacciones directas, que

son las que tienen un impacto mayor, más significativo e inmediato sobre un país; y aquellas operaciones que son transacciones comerciales indirectas. Entre estas últimas se tienen
contratos de comercio futuro, además de especulaciones de costos de transporte, precios de combustibles, y predicciones de cosechas futuras cuando dependen de condiciones climáticas para obtener su productividad y rendimiento.

5. Teoría de la Globalización.

La teoría de la globalización surge del mecanismo global que presenta una mayor integración con énfasis particular en la esfera de las transacciones económicas. En este sentido esta perspectiva es parecida al enfoque de los sistemas mundiales. Sin embargo, una de las características fundamentales de la teoría de la globalización es que se centra y enfatiza aspectos culturales y económicos asi como de comunicación a escala mundial. Esta escuela argumenta que los principales elementos modernos para interpretar los procesos de desarrollo son los vínculos culturales entre los países, además de los vínculos económicos, financieros y políticos. En esta comunicación cultural, uno de los factores más importantes es la creciente flexibilidad de la tecnología para conectar a la gente alrededor del mundo.

Los principales aspectos de la globalización son los siguientes:

a) Reconoce que los sistemas de comunicaciones globales ganan cada vez más importancia, y a través de este proceso los países interactúan más frecuentemente y con mayor flexibilidad, no sólo a nivel gubernamental sino también a nivel de l

población;

b) Aunque los principales sistemas de comunicación operan dentro de países más desarrollados, estos mecanismos también se extienden a los países menos desarrollados. Este hecho incrementa la posibilidad de que grupos marginales en países pobres se puedan comunicar e interactuar dentro de un contexto global utilizando tecnología novedosa;

c) Los sistemas de comunicación modernos implican modificaciones estructurales importantes en los patrones económicos, sociales y culturales de los países. Referente a la actividad económica estos nuevos avances tecnológicos son cada vez más accesibles para las pequeñas
empresas locales. Esta situación ha creado un ambiente distinto para realizar transacciones económicas, utilizar recursos productivos, intercambiar productos, y aprovecharse de los "mecanismos monetarios virtuales". Desde una perspectiva cultural, los nuevos productos de comunicación unifican patrones de intercambio alrededor del mundo, por los menos en términos de transacciones económicas conforme a condiciones actuales;

d) Estos nuevos patrones de comunicación están afectando el nuevo
concepto de minorías dentro de un país en particular. Aunque estas minorías no están completamente integradas en el nuevo sistema mundial de comunicación, las empresas grandes y las élites políticas de cada país son parte de esta interacción alrededor del mundo. Al final, las empresas y las élites políticas continúan siendo quienes toman las decisiones en los países en desarrollo;

  1. Los elementos culturales dictarán la forma de las estructuras sociales y económicas en cada país. Las condiciones sociales son el resultado de los factores culturales y económicos dominantes de cada país.

Los principales supuestos que se extraen de la teoría de la globalización se resumen en tres puntos fundamentales. Primero, los factores culturales son los aspectos determinantes de las sociedades. Segundo, bajo las condiciones mundiales actuales no es importante utilizar a las naciones-estados como unidad de análisis ya que la comunicación global y los vínculos internacionales están haciendo a esta categoría menos útil. A medida de que haya una mayor estandarización de los avances tecnológicos una mayor cantidad de sectores sociales podrán conectarse con otros grupos alrededor del mundo. Esta situación incluye a los grupos dominantes y no dominantes de cada país

La teoría de la globalización coincide con algunos elementos de la teoría de la modernización. Un aspecto en que ambas teorías coinciden es que la dirección principal del desarrollo debería ser aquella que emprendan los
Estados Unidos y Europa. Éstas escuelas afirman que los principales patrones de comunicación y las herramientas para lograr mejores estándares de vida se originaron en las regiones desarrolladas. En este punto es importante destacar la diferencia entre la perspectiva de la modernización la de la globalización. El primero sigue una posición más normativa, ya que trata de resolver el asunto del desarrollo; el segundo refuerza su carácter como una perspectiva "positiva" más que una posición normativa.

Con base en las anteriores similitudes, es posible afirmar que ambas teorías –modernización y globalización- coinciden en el carácter básicamente etnocéntrico de sus planteamientos. Ambas posiciones enfatizan el hecho de que el camino hacia el desarrollo se origina y debe ser seguido en términos de los
modelos de los Estados Unidos y Europa. Los defensores de la globalización argumentan que esta circunstancia es una realidad en términos de la influencia que se deriva de las redes de comunicación y de la difusión de los valores de países más desarrollados. Es más, la influencia se vería también reflejada en el campo ideológico y económico. En lo ideológico, varios autores no ocultaron su notable entusiasmo a raíz de la caída de los sistemas socialistas soviéticos a fines de la década de los ochentas.

Las teorías de la globalización enfatizan que los factores culturales son los principales determinantes que afectan las condiciones económicas, sociales y políticas de los países lo que es similar a la "escuela social exhaustiva" o de "sociología comprehensiva" de las teorías de
Max Weber. Con base en esto, el sistema de valores, creencias, y el patrón de identidad de los grupos de índole dominante (o hegemónico) y de alternativo (o subordinado) dentro de una sociedad son los elementos más importantes para explicar las características de un país en términos económicos y sociales. Para la posición de la globalización esta declaración de la teoría de Weber se debe aplicar a las condiciones mundiales actuales, especialmente en términos de la difusión y transferencia de valores culturales a través de sistemas de comunicación, los que están afectando cada vez más los grupos sociales en todos los países.

La teoría de la globalización y de los sistemas mundiales toman una perspectiva global al determinar sus unidades de análisis en
función de sistemas y subsistemas globales, más que utilizar estrictamente el enfoque de naciones-estado como lo hacen la teoría de la modernización y de la dependencia. La teoría de los sistemas mundiales y la de la globalización difieren en que la primera contiene ciertos elementos neo-marxistas, mientras que la segunda tiene sus bases teóricas en el movimiento social estructural-funcionalista. Por consiguiente el enfoque de la globalización tiende más hacia una transición gradual que a una transformación revolucionaria.

La teoría de la globalización y la de los sistemas mundiales toman en cuenta los cambios económicos en la estructura y las relaciones mundiales más recientes que han ocurrido en los últimos años, principalmente los siguientes:

  1. Especialmente luego de marzo de 1973, los gobiernos de los países más desarrollados comenzaron a funcionar con mecanismos de tipo de cambio más flexibles. Esta situación permitió acelerar la tasa de movimiento de capital entre los centros financieros, bancos internacionales y mercados de valores del mundo;
  2. Desde mediados de los setentas, las transacciones comerciales comenzaron a basar sus especulaciones en el valor futuro de sus productos, lo que ha sido reforzado por el uso más flexible de la tecnología, computadoras y sistemas de comunicación modernos;
  3. La revolución de las computadoras a lo largo de la década de los ochentas hizo posible realizar cálculos y transacciones más rápidas relacionadas con valores del tipo de cambio y de las inversiones, lo cual fue reforzado por el uso del facsímil;
  4. Durante la década de los noventas el desafío más grande de deriva del uso del "internet" o la red, el cual ha permitido una comunicación más rápida y expansiva. El "internet" ha incrementado cada vez las condiciones de revitalizar el carácter de "Economía virtual" en diversos mercados específicos.

Bajo las condiciones actuales los principales aspectos que estudia el enfoque de la globalización son los siguientes: a) conceptos, definiciones y evidencia empírica relacionados con las variables culturales y su cambio en el ámbito regional, nacional y global; b) maneras específica de adaptar la "sociología comprehensiva" y "expansiva" a la atmósfera actual de "aldea global"; c) interacciones entre los diferentes niveles de poder entre países, y desde ciertos sistemas sociales que funcionan en alrededor del mundo; d) determinación de los mecanismos y procesos mediante los cuales los patrones de comunicación afectan las minorías dentro de cada sociedad; e) el concepto de autonomía del estado enfrentado a la flexibilidad creciente de herramientas de comunicación y vínculos económicos que están haciendo obsoleta la efectividad previa de las decisiones económicas nacionales; y f) cómo está afectando la integración económica y social a los acuerdos regionales y multilaterales.-

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Capítulo 53: El desarrollismo en el poder (1958-1962)

  • Introducción

Arturo Frondizi llegó al poder el 1º de mayo de 1958 enarbolando conceptos políticos y económicos innovadores para la política argentina de esa época: pacificación, legalidad, federalismo, integración y desarrollo nacional. Como tantos otros gobernantes argentinos, inició su mandato presidencial con el convencimiento de que los problemas fundamentales del país eran económicos y requerían medidas drásticas y veloces. Creía firmemente que la política económica a aplicar debía producir cambios trascendentales y de largo plazo en la economía argentina.

Su propuesta en este campo descansaba en una compleja y novedosa elaboración teórica de la cual él y su asesor más cercano, Rogelio J. Frigerio, eran los responsables (1). Obviamente, dicha propuesta respondía en parte a la necesidad de dar respuesta al incipiente proceso de estancamiento de la economía argentina. Lo interesante del caso es que, en primer lugar, a poco de asumir Frondizi modificó el rumbo de las medidas económicas y la orientación que había sostenido durante la campaña electoral y los primeros meses de gestión; en segundo lugar, el contenido, el timing y el impacto de las medidas económicas estuvieron más que influenciados por cuestiones políticas; en tercer término, los resultados de la estrategia desarrollista en lo que respecta a, precisamente, desarrollo económico, son al mismo tiempo sorprendentes y decepcionantes.

Por lo tanto, para entender lo sucedido con las relaciones económicas externas durante este período, es necesario construir una visión político-económica integral de la gestión desarrollista que permita dar cuenta de esas aparentes paradojas. No obstante, este estudio aborda en detalle sólo los aspectos económicos de dicha gestión, tratando de identificar cuál era la situación al inicio del período, cuáles eran los objetivos del gobierno, qué fue lo que se hizo y qué resultados se obtuvieron.

En consecuencia, en la primera sección se pasa revista brevemente a las características del contexto político-económico en que Frondizi asume el poder. En ella se señalan las principales variables que condicionaban el margen de maniobra del nuevo gobierno.

A partir de allí, en la segunda sección se analiza la estrategia económica del desarrollismo. En especial, se hace hincapié en la visión de los problemas que aquejaban a la economía argentina en ese entonces, a la propuesta de solución y, dentro de esta última, se destacan tres elementos: el rol asignado al capital extranjero en la promoción del desarrollo, las medidas diseñadas para el sector petrolero y los lineamientos a seguir respecto del comercio internacional y del incipiente proceso de integración económica regional.

La tercera sección pasa de los dichos a los hechos. Allí se reseña la política económica efectivamente implementada por el gobierno de Frondizi diferenciando, a los efectos de la exposición, cuatro etapas: la correspondiente a los primeros meses de gestión, el lanzamiento del plan de estabilización a fines de 1958, los vaivenes de la puesta en marcha de ese plan a lo largo de los años 1959 y 1960 y las medidas puestas en práctica durante el último año de gobierno.

La cuarta sección se concentra en la dimensión internacional de las relaciones económicas. En primer lugar, se analiza el régimen arancelario y comercial implementado y sus resultados respecto del intercambio de bienes. Se incluyen allí un apartado especialmente referido al proceso de liberalización comercial e integración económica que tuvo lugar entre los principales países latinoamericanos y otro referido a los acuerdos bilaterales de comercio que la Argentina firmó en ese período con países de la región y del resto del mundo. En segundo lugar, se analizan las características de los flujos de capital, haciendo especial hincapié en el nuevo régimen de radicación de inversiones extranjeras y sus resultados, el impacto de la política petrolera en términos de inversiones extranjeras directas y la evolución de otros flujos de capital, esto es, créditos de corto y largo plazo de organismos financieros internacionales y de la banca extranjera privada.

La quinta sección intenta evaluar el impacto de las medidas económicas aplicadas, particularmente, de aquellas que afectaban al sector externo de la economía y que estaban diseñadas para producir un cambio profundo y de largo plazo en la estructura económica.

La sexta sección presenta las conclusiones de este trabajo. A ella le siguen una serie de cuadros, a modo de anexo estadístico, que permiten ilustrar el análisis de las secciones precedentes.

  • NOTA

1. En realidad, suele decirse que Frigerio tuvo a su cargo la elaboración programática de la ideología desarrollista y Frondizi la acción política, pero sobre la relación entre ambos existen demasiados supuestos y contradicciones como para ser concluyentes en este punto. De hecho, Frondizi era un intelectual con sobrada capacidad reflexiva como para que esta división de roles pudiera ser tan tajante.

setiembre 011

Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo

http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/215

Bantaba : Diccionario : Entradas "T" : Tercer Mundo

Tercer Mundo - por Alfonso Dubois

Término de amplia difusión que designa al conjunto de países caracterizados por una situación económica diferenciada, en cuanto a potencial y resultados, de la de los países industrializados, así como por las condiciones de vida de su población, que en su mayoría presenta carencias importantes para lo que se considera un nivel de vida digno.

Hay que precisar los contenidos que encierra la expresión “Tercer Mundo”, ya que ha experimentado una sensible evolución desde sus orígenes hasta la actualidad. La paternidad del término se atribuye al demógrafo francés Alfred Sauvy, que la aplicó por primera vez en el año 1952 en referencia a la ola de países que emergían a la independencia como consecuencia del proceso descolonizador que se desató tras la II Guerra Mundial.

La razón de ser del apelativo de Tercer Mundo guarda un estrecho paralelismo con el correlativo de Tercer Estado con el que se designó en la Revolución francesa la emergencia del pueblo como actor político al formar parte de la Asamblea Nacional, junto con los otros dos estamentos tradicionales del poder que eran la Iglesia y la nobleza. Con ello se ponía de manifiesto no sólo que frente a los dos mundos entonces operativos en el orden mundial, el Primero conformado por el Occidente y el Segundo por los países socialistas de la Europa del Este, nacía otro mundo distinto y diferenciado, sino que, asimismo, se otorgaba a este último un carácter de novedad y esperanza frente a los viejos mundos enzarzados en una rivalidad política, económica y estratégica que pretendía abarcar el planeta entero.

1) El Movimiento de los Países No Alineados

Desde un principio, la expresión “Tercer Mundo” tuvo connotaciones sociales, políticas y económicas. Sin embargo, curiosamente, la formalización del Tercer Mundo como realidad operativa en el contexto internacional es posterior a la aparición de su nombre. La Conferencia Afroasiática de Bandung (1955) marca el comienzo del movimiento político de los países no alineados (NO-AL) y fue el primer indicio de la aparición de un Sur consciente de su propia existencia en el ámbito mundial. En la conferencia participaron 29 países asiáticos y africanos, y no se hallaba presente la URSS. Aunque se discutieron cuestiones relativas a la política de desarrollo, las resoluciones más importantes fueron las que hacían referencia a la lucha contra toda forma de colonialismo y de discriminación racial, así como en contra de la intromisión en los asuntos internos de otros países y de los “acuerdos de defensa colectiva que sirvieran a los intereses especiales de alguna de las grandes potencias”.

Tres líderes desempeñaron un papel importante en la consolidación del Movimiento de los NO-AL: Nehru, de la India, Nasser, de Egipto, y Tito, de Yugoslavia. El movimiento se convirtió en la expresión política de los países recién independizados, así como de otros ya independientes pero que tenían en común su rechazo a mostrar su adhesión incondicional a cualquiera de los dos bloques dominantes. Para ello buscaron construir una fuerza política y fomentar la solidaridad entre las naciones emergentes en su lucha contra las nuevas formas de dominación. En efecto, los NO-AL funcionaron en sus primeros años como una coalición internacional que promovió los intereses del Tercer Mundo en un sistema dominado por el conflicto Este-Oeste. Pretendía reestructurar el sistema internacional para acomodar el desarrollo a las necesidades de los Estados más pobres e independientes de reciente cuño. Y aunque no lo consiguió, sí creó las condiciones políticas que alimentaron y legitimaron la formación de un bloque del Tercer Mundo dentro del sistema global. La primera conferencia de los NO-AL se celebró en Belgrado en septiembre de 1961; más tarde se celebraron las de El Cairo (1964), Lusaka (1970), Argel (1973), Colombo (1976). El número de sus miembros fue aumentando progresivamente, hasta alcanzar el número de 93 países miembros y otros 40 en calidad de observadores en la celebrada en La Habana (1979).

La expresión “Tercer Mundo” tuvo su aplicación emblemática, a partir de entonces, al referirse a este conjunto de países que forman un nuevo bloque, si bien de características muy distintas a los dos restantes, caracterizado por la existencia de tres vínculos: el político, representado por su común opción por el no-alineamiento; el económico, por su conciencia de que el orden económico internacional les presentaba parecidas dificultades para conseguir el desarrollo; y, para la mayoría, la conciencia del pasado colonial y sus consecuencias a la hora de poner en marcha la independencia real de los Estados.

Los problemas políticos ocuparon el primer plano durante los años iniciales, ya que era fácil conseguir la unanimidad en la lucha contra el colonialismo y en el apoyo a los movimientos de liberación en el África Austral. Pero los conflictos posteriores entre China y la URSS, así como la guerra entre China y la India, plantearon serias divergencias entre los miembros, que más tarde se agudizaron con la intervención rusa en Afganistán.

2) El diálogo Norte-Sur en el seno de las Naciones Unidas

Además de las reuniones periódicas del movimiento NO-AL, en donde se fue consolidando la conciencia del bloque y se formulaban las reivindicaciones colectivas, el Tercer Mundo encontró en el Sistema de naciones unidas un foro para plantear sus preocupaciones y demandas en torno al desarrollo. El movimiento fue capaz de mantener planteamientos comunes sobre el desarrollo, que fue adquiriendo cada vez mayor importancia en la agenda de sus conferencias.

El progresivo aumento del número de países independientes como miembros de la ONU ofreció a los no alineados la posibilidad de utilizar su voto como instrumento de presión en los diferentes organismos multilaterales al constituir una mayoría. Utilizando este voto, los países en desarrollo tomaron la iniciativa de convocar una conferencia mundial sobre comercio dentro del marco de las Naciones Unidas. El resultado fue la creación en 1964 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo, más conocida por sus siglas en inglés: UNCTAD. La UNCTAD se convirtió en la plataforma desde la que los países del Tercer Mundo formularon sus propuestas para la transformación de las reglas de comercio que consideraban perjudiciales.

Desde su inicio, y bajo la iniciativa de su primer secretario, el economista Raúl Prebisch, que fue el principal teórico de la escuela estructuralista latinoamericana (ver centro-periferia), la UNCTAD postuló, como primera medida para mejorar la situación de los países en desarrollo, la necesidad de aumentar su participación en el comercio mundial, para lo que reclamaban una reducción preferencial de las barreras comerciales que obstaculizaban o entorpecían las exportaciones de esos países. Los países en desarrollo formaron un frente unido ante la oposición de los países del Norte, presentando una resolución que fue firmada por 77 delegaciones, que desde entonces se conoció como el Grupo de los 77 (G-77).

En 1968 se consiguió aprobar un sistema general de preferencias arancelarias que los países industrializados concedían a los países en desarrollo para facilitar su acceso a los mercados. El eslogan “Comercio sí, ayuda no”, que promovieron los países en desarrollo, refleja la toma de conciencia de la necesidad de cambiar las reglas internacionales y abandonar el papel de sujetos pasivos y meros receptores de donaciones. Estas reformas iniciales eran efectivamente un preludio para las demandas de una reestructuración más radical y completa de las relaciones Norte-Sur.

Un punto decisivo en la evolución de la reivindicación del Tercer Mundo como actor protagonista en el escenario económico internacional se produjo con la aprobación, tras duras negociaciones, el 1 de mayo de 1974, en la VI sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU, de la Declaración sobre el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). Los contenidos de la Declaración suponen una clara denuncia del orden económico vigente al afirmar la imposibilidad de alcanzar un desarrollo igualitario y equilibrado de la comunidad de los pueblos dentro del marco del actual orden económico mundial. Por otra parte, expresa contundentemente el derecho de todo país a adoptar el sistema económico y social que juzgue más adecuado para su propio desarrollo y a disponer soberanamente de sus fuentes de riqueza naturales. Para conseguir este objetivo se plantea la necesidad de establecer unas relaciones justas y equitativas entre los precios de exportación y de importación de los países en vías de desarrollo, así como llegar a acuerdos internacionales en el funcionamiento de los mercados de materias primas, que constituían la fuente principal de riqueza de los países en desarrollo (Rist, 1997:83-5).

Los países en desarrollo pasaron así a la ofensiva con la exigencia del NOEI. El Programa de Materias Primas Integrado fue el punto central de la IV Conferencia de la UNCTAD de Nairobi (1976) y tenía como objetivo que los precios de las materias primas fueran no sólo más estables sino más altos. La oposición de los países industrializados fue muy fuerte, lo que hizo que la resolución final dejara muy débil el acuerdo al no haber compromiso para la constitución del fondo.

El Tercer Mundo al final del siglo XX

Pero el desafío que suponía el NOEI al dominio que los países industriales occidentales ejercían sobre la economía global fracasó. La campaña, lanzada en la ola de entusiasmo que siguió al éxito de la subida de los precios del petróleo por la OPEP, a mediados de los años 70, no alcanzó sus objetivos y a principios de los 80 se hallaba enormemente debilitada. ¿Por qué fracasó esta campaña? Ésta es una cuestión importante, ya que la década de los 70 fue un periodo que ofreció una ventana única de oportunidad para el Tercer Mundo, que consiguió el control de la mayoría de los foros internacionales. Sin embargo, aunque se alcanzaron algunos logros importantes, el objetivo fundamental del NOEI, que suponía la reestructuración, más que la simple reforma, del sistema económico internacional, no se consiguió. Con ello se firmó el fin de una era de las relaciones Norte-Sur, que se simboliza con el tercermundismo (McGrew, 1992).

Pueden señalarse cuatro factores principales que contribuyeron a crear esta situación:

a) La profundización de los conflictos internos dentro del bloque del Tercer Mundo, que fue deteriorando una cohesión ya muy difícil de mantener. Así, la creciente diferenciación económica entre los países del Tercer Mundo provocó la aparición de intereses divergentes que enfrentaban a unos países con otros, como el caso de los países productores de petróleo frente a los importadores de petróleo o entre los países recién industrializados del Sudeste asiático, más favorables a la liberalización del comercio internacional, y los países menos dependientes del comercio exterior. Por otra parte, las diferencias entre fundamentalistas islámicos y Estados no islámicos, combinado con la profundización de las inestabilidades regionales y las revoluciones políticas, hicieron pedazos el consenso pragmático que había sostenido la unidad del G-77 hasta entonces (McGrew, 1992).

b) La hegemonía de las doctrinas neoliberales en los países industrializados, sobre todo a partir de la llegada al poder de los gobiernos de Reagan en Estados Unidos y Thatcher en el Reino Unido, a principios de los 80, supuso un cambio radical en el enfoque de los problemas internacionales y de las estrategias de desarrollo. Las tesis sostenidas en la década anterior fueron directamente contestadas por las nuevas corrientes económicas.

c) La recesión económica que se produjo a comienzos de los 80, y el consiguiente proceso de reestructuración industrial global, supuso el fin de cualquier atisbo de desafío del Tercer Mundo al orden prevaleciente. Prácticamente desapareció de la agenda del desarrollo cualquier planteamiento de reforma global y se puso el énfasis en los cambios internos que los países en desarrollo deberían efectuar para acomodarse a la nueva situación.

d) El fin del Tercer Mundo como entidad política encuentra su razón más profunda en el fin de la Guerra Fría. El 19 de noviembre de 1990, la OTAN y el Pacto de Varsovia suscribieron una declaración que oficialmente confirmaba el fin de la era de la posguerra y de la lucha global entre dos sistemas socioeconómicos opuestos: capitalismo y comunismo. Este cambio radical de escenario ha tenido repercusiones directas en los países del conjunto del Tercer Mundo, tanto particular como colectivamente.

Mientras la desaparición de la tensión Este-Oeste teóricamente debiera ofrecer nuevas oportunidades políticas para hacer avanzar los intereses colectivos de los países en desarrollo en el orden emergente, al mismo tiempo surgían nuevas amenazas y desafíos para alcanzar los objetivos de desarrollo. En este apartado la cuestión que plantea el nuevo escenario mundial es si el Tercer Mundo continúa siendo una entidad política todavía válida o el nuevo orden global supone el fin del Tercer Mundo. La pérdida de la cohesión política y económica del término obliga a reconocer que ha dejado de ser una categoría de referencia para la agrupación de los países en el contexto internacional.

Por eso, no resulta sorprendente que actualmente la expresión “tercermundismo” tenga en el lenguaje corriente una significación peyorativa, sin ninguna connotación política o económica. Se sigue utilizando la expresión “Tercer Mundo”, pero ha perdido toda la fuerza que tuvo y se ha quedado en una referencia vaga de los países pobres, sin que pueda establecerse con precisión los países que hoy en día deben considerarse como Tercer Mundo. A. D.

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OEI -http://www.oei.es/salactsi/nunez07.htm -La ciencia y la tecnología como procesos sociales.

Lo que la educación científica no debería olvidar. Jorge Núñez Jover

Director de Posgrado de la Universidad de La Habana

Innovación y desarrollo social: un reto para CTS.

Introducción

El tema de las interrelaciones entre ciencia, tecnología y desarrollo social es quizá el más importante y complejo que pueda plantearse ante los estudios CTS desde la perspectiva de los países subdesarrollados.

El nuevo paradigma tecnológico conectado al proceso de globalización que tiene lugar en el mundo plantea retos extraordinarios a los países del Sur. La brecha entre desarrollados y subdesarrollados tiende a profundizarse y deviene irreversible. Sin duda el poderío científico y tecnológico está jugando un activo papel en esos procesos de polarización de la riqueza y el poder.

La relación entre ciencia, tecnología y desarrollo social es un problema al cual el pensamiento latinoamericano ha dedicado no poca atención, sobre todo en las décadas de los años 50, 60 y 70, período en el cual se construyeron auténticos paradigmas de las ciencia sociales latinoamericanas, tales como la concepción estructuralista promovida por la CEPAL o primera teoría global del desarrollo (Sonntag, 1988) y las teorizaciones sobre la dependencia. Sin embargo, la crisis de los paradigmas, el agotamiento de los modelos de desarrollo practicados en la Región y el empuje neoliberal, determinaron que en los 80's se produjera una suerte de "contrarrevolución en la teoría del desarrollo" que significó no sólo la falta de voluntad política real para encauzar programas alternativos a las recetas neoliberales, sino también cierta inacción del pensamiento que debía construir los enfoques que sirvieran de fundamento a verdaderas estrategias de desarrollo.

Al finalizar la década de los 80, CEPAL la denominó como la "década perdida" y relanzó el tema del desarrollo a través de documento Transformación Productiva con Equidad (1990). La recuperación de este tema vino también de la mano del interés prestado por la comunidad internacional al concepto de desarrollo sostenible que ponía en duda la bondad humana de las modalidades de crecimiento económico que han sido dominantes.

En Desafío para el Sur (1991) la comunidad de los países subdesarrollados plasmó sus experiencias y frustraciones en relación con el desarrollo y expresó sus opiniones acerca del papel que la ciencia y la tecnología debían jugar en él.

Antes y ahora la articulación de la agenda del desarrollo social a los problemas de la ciencia y la tecnología es una cuestión esencial: ¿cómo pueden la ciencia y la tecnología favorecer el desarrollo social?, ¿qué modelos de desarrollo pueden propiciar el auge de la ciencia y la tecnología y sobre todo, su orientación hacia objetivos sociales?

La tradición CTS - al menos en el sentido en que nosotros la asumimos - se desenvuelve en permanente diálogo crítico con enfoques cientificistas, tecnocráticos y tecnoeconomicistas. Mostrar las distancias respecto a ellos, polemizar con las racionalidades que ellos construyen y mostrar alternativas diferentes puede tener mucha importancia para orientar de modo distinto las prácticas educativas y las políticas y la participación públicas en el campo científico y tecnológico. Ilustraremos esto considerando el tema de la relación innovación - desarrollo social.

Investigación y desarrollo en América Latina.

Uno de los temas más complejos y relevantes que tiene que asumir hoy el pensamiento CTS en América Latina es el de la interrelación entre innovación y desarrollo social. La globalización en curso y su fuerte asentamiento en el paradigma tecnológico dominante plantea un desafío incomparablemente mayor que cualquier otro a los países latinoamericanos y en general del Sur. América Latina representa aproximadamente el 2,4% de los científicos e ingenieros dedicados a I+D en el planeta y consume aproximadamente el 1,8% del gasto mundial en esas actividades. A inicios de los años 60 la Región dedicaba el 0,2% del PIB a I+D, en los 80 llegó a dedicarle el 0.5% y las cifras más recientes reportan el 0,4%. Existen más de 3,5 millones de profesionales de los cuales cerca de 100 mil se dedican a actividades de I+D y más de 6 millones son estudiantes universitarios; cada año se gradúan alrededor de 500 mil jóvenes de los cuales el 20% proviene de ingenierías, ciencias exactas y naturales. Muchos países tienen establecidos los estudios de posgrado. En las décadas de los años 50, 60 y 70 la institucionalización de la ciencia recibió un significativo impulso a través de la creación de facultades de ciencias e ingenierías, institutos de investigación y consejos nacionales de ciencia y tecnología encargados de las actividades de planificación (Herrera et.al, 1994).

Toda esa infraestructura demostró toda su vulnerabilidad en los años 80 bajo el impacto de la crisis de la deuda y la implantación de modelos neoliberales en la Región. Al término de la década de los 90 se aprecian tendencias preocupantes. Se constata una creciente fuga de cerebros, el desempleo de científicos e ingenieros es habitual; el proceso de privatización de la educación superior y los recortes presupuestarios que se aplican están dañando aún más la capacidad de investigación. Con frecuencia esta se encuentra divorciada del aparato productivo y de otras aplicaciones prácticas, por lo que en términos de su impacto social buena parte de esa investigación es sencillamente trivial. Los pronósticos, además, no son nada alentadores: se aprecia que las capacidades de investigación tienden a disfrazarse y distanciarse de las graves carencias y necesidades sociales (Sagasti y Cook, 1988).

¿Cómo se explica el subdesarrollo científico y tecnológico de América Latina? Una aclaración exhaustiva exigiría un análisis histórico que aquí no es posible. Sin embargo, de modo esquemático pueden identificarse varios elementos.

Lo primero a considerar son los proyectos económicos estratégicos puestos en práctica y sus consecuencias para la actividad científica y tecnológica. De especial importancia son los procesos de inserción primario exportadora en la economía internacional y la industrialización por sustitución de importaciones. Fajnzylber (1983) sistematizó los rasgos más sobresalientes de la industrialización latinoamericana, calificándola de "industrialización trunca", que avanza poco en la producción de bienes de capital, ofrece poco a la agricultura, apenas genera innovación tecnológica, gravita negativamente sobre la balanza comercial y es lidereada por empresas transnacionales cuya perspectiva a largo plazo es ajena a las condiciones locales y cuya innovación se efectúa en los países de origen y es funcional a sus requerimientos; industrialización que transcurre bajo el manto de un "proteccionismo frívolo" distinto al "proteccionismo para el aprendizaje" propio de Japón y otros países.

Según el propio Fanjnzylber cuatro rasgos definen el patrón de industrialización y desarrollo de América Latina.

Participación en el mercado internacional basada casi exclusivamente en la exportación de recursos naturales, la agricultura, la energía y la minería, junto a un déficit comercial sistemático en el sector manufacturero; estructura industrial concebida e impulsada con vistas a servir fundamentalmente al mercado interno; aspiración a reproducir el modo de vida de los países industrializados tanto en el grado como en el estilo de consumo y limitada valoración social de la función empresarial y precario liderazgo del empresariado nacional público y privado en los sectores cuyo dinamismo y contenido definen el perfil industrial de cada uno de los países (bienes de capital, química, industria automotriz, electrónica).

A esto Brunner (1989) ha sumado un quinto elemento: un escaso desarrollo de la base científico tecnológica endógena combinada con una enseñanza superior centrada en carreras "blandas" de heterogénea calidad y orientada hacia funciones de integración cultural de masas. "Efectivamente, dicho patrón de desarrollo carece del dinamismo necesario para 'arrastrar' tras de si la expansión de las capacidades científico - técnicas internas ni supone, o sólo lo hace débilmente, una continua producción, aplicación y adaptación de nuevos conocimientos a los procesos de producción y su difusión a lo largo de las organizaciones, empresas e instituciones" (p.76).

En relación con lo anterior hay que ponderar el peso de las clases y grupos cuyos intereses se vincularon estrechamente con la suerte del desarrollo científico y técnico, en especial el destino de la burguesía industrial, su posición y fuerza relativa en el interior de la estructura de clases de cada país y en el concierto de las relaciones económicas internacionales; ello supone tomar en cuenta la actitud del Estado que, por un lado, ha formalizado políticas científicas y tecnológicas y las ha promovido, pero a la vez no ha podido, en general, concretar un proyecto de ciencia orientado a intereses realmente nacionales. Las clases gobernantes en su calidad de dominantes - dominadas han sido incapaces de impulsar hasta sus últimas consecuencias la ciencia y la tecnología.

La evolución de la tradición cultural que incluye la actitud valorativa de la sociedad respecto a la ciencia. En particular, esto se refiere a la percepción por parte de los sectores más activos - incluidas las propias comunidades científicas - del significado y la importancia social de la ciencia.

Según Eduardo Galeano el desprecio por la ciencia es una de las "herencias malditas" de América Latina. Contra ese antecedente hay que estudiar la evolución de tales valoraciones y su influencia en el organismo social. Tal carencia histórica se vincula muy estrechamente a una insuficiente definición de la identidad cultural asumida como proyecto que autoidentifique los caminos propios. La ciencia, como la tecnología, se "transfiere" a los países subdesarrollados; ello ocurre a través de becas, donaciones, etc. Así se complementa la dominación económica y política con la cultural, al ser asimilados los países subdesarrollados en calidad de apéndices del sistema científico internacional. De esta forma se interrelacionan varias carencias: inexistencia de una cultura científica, falta de identidad cultural que el colonialismo y el neocolonialismo provocaron; una noción difusa, mimética, y no pocas veces tecnocrática del desarrollo.

La orientación cognitiva y social de las comunidades científicas. Esta se vincula íntimamente a la peculiaridad del sistema científico internacional cuya polarización determina que los patrones de hacer ciencia se forjen en contextos económicos, políticos y culturales muy distintos a los que predominan en América Latina. De ahí el éxodo de científicos en búsqueda de los centros donde se produce la "ciencia mundial" y donde se crean mejores condiciones intelectuales y económicas para su práctica.

El movimiento de científicos tanto dentro como fuera de la Región es un punto a tomar en cuenta al investigar el proceso de formación de una cultura científica nacional. Por una lado hay que observar la contribución de científicos extranjeros en la difusión del conocimiento. Es el caso, por ejemplo, de la ayuda prestada por algunos de ellos a través de sus relaciones con los pioneros locales a los cuales ayudaron a despertar el interés por la ciencia. De otro, hay que examinar el componente valorativo que estas migraciones extranjeras introducen en las comunidades científicas que aún no han alcanzado la identidad cultural deseada: los científicos viajan no sólo con su formación técnica, sino también con sus proyectos, temas, y con un ethos peculiar de la ciencia que puede contribuir a la enajenación científica respecto a las exigencias locales.

Al considerar el papel de las comunidades, es preciso subrayar un aspecto social más. Los científicos de los países subdesarrollados se comportan como elementos activos en el proceso de difusión de la ciencia. En particular hay que insistir en su condición de interlocutores frente al poder establecido; las comunidades cumplen un papel de intermediarios entre el sistema científico internacional y el ámbito local, cuya tradición cultural y cualidades económicas y políticas lo hacen más o menos indiferentes a la recepción de la ciencia. De tal modo, el establecimiento de las comunidades científicas contiene inevitablemente un elemento de lucha (que puede tener sentido político) frente a los valores establecidos. Aquí interviene cada vez más la asociación valorativa entre ciencia y desarrollo, que impulsa a una parte de los científicos a una interacción crítica con el poder a fin de ampliar el espacio político para la labor científica (Restrepo, 1983).

La tradición que se trasmite a través del trabajo colectivo, la enseñanza y diferentes canales de la cultura. Se trata de la sucesión generacional de los científicos que supone acumulación y gradualidad en la difusión del saber. Esto ha ido ocurriendo en América Latina con la peculiaridad de que ha sido un proceso constantemente interrumpido por la inestabilidad política, las crisis económicas, las intervenciones de las dictaduras en las universidades, la eliminación física de científicos y la fuga de cerebros.

Con lo anterior se relaciona un cuadro de factores desfavorables al desarrollo científico y comunes a todos los países

La enajenación recíproca de ciencia y producción, lo cual es el resultado natural del desarrollo capitalista dependiente. La "industrialización periférica sin revolución industrial" (Kaplan, 1970) ha conducido a la opción constante de esquemas insatisfactorios para un verdadero desarrollo económico. Una consecuencia ha sido las bajas capacidades de producción científica y de generación de tecnologías. La polarización del sistema científico - técnico internacional. Entre sus implicaciones está que los objetivos que orientan el desarrollo de la ciencia mundial son definidos en su mayoría en los países desarrollados y según sus necesidades. Hay dos polos, en uno recae el peso y la orientación de la ciencia; en el otro, la debilidad de las instituciones científicas en los países subdesarrollados. No se trata de una situación coyuntural, sino estructuralmente afirmada que se consolida y ahonda, lo que justifica la tesis de que la polarización es una propiedad estable del sistema científico internacional. El ambiente desfavorable en lo económico y político desestimula la ciencia e incentiva la fuga de cerebros.

También existen obstáculos culturales. El científico de la "periferia" estudia con libros y materiales elaborados en los países desarrollados; esto termina por colocar sus aspiraciones en relación directa con la práctica científica que en ellos se desarrolla. En su medio social, sin embargo, suele encontrar escasa valoración social del conocimiento, el saber apenas actúa como fuente de promoción, no hay verdadera presión por producir conocimiento ni por publicar resultados; como en su mayoría los practicantes de la ciencia trabajan en la universidad, y el valor dominante en esta es la docencia, junto a la ocupación de cargos de dirección, la investigación original se subvalora; la comunidad local no confía suficientemente en sí misma y busca los criterios de validación en el exterior, se produce la pérdida de interés de sus miembros por comunicarse entre ellos, sobre todo los de más alta calificación que tienen acceso fácil al medio internacional; el investigador suele sufrir el reproche social por la escasa contribución a la solución de los problemas del subdesarrollo, sin que esté garantizada la demanda social de su posible contribución.

La polarización científico técnica tiene repercusiones culturales. Condiciona que las prioridades y valoraciones que son inherentes a la actividad científica, obedezcan a realidades culturales distintas a las regionales. Las normas de aprendizaje científico, los estándares de validación y evaluación del trabajo científico son esencialmente exógenos. Resulta hiperbolizada la importancia de las publicaciones en revistas extranjeras y se extiende la moda de trabajar en temas de preferencia en los países desarrollados. Por estas razones, el valor de la ciencia aplicada a los problemas nacionales es minimizado.

Por todo ello se habla del robo de cerebros en un segundo sentido: como orientación exógena del trabajo científico endógeno. Esto significa que en buena medida el sistema de producción de conocimientos en los países latinoamericanos está determinado por patrones científicos, criterios y selección de problemas que provienen del exterior. Se trata de un ethos particular de la ciencia en el subdesarrollo que contribuye a la irrelevancia de la producción científica para el medio local.

Otro aspecto negativo en el que se entrelazan diversas causas y que apunta a una tendencia al desplazamiento de los científicos a cargos administrativos en la búsqueda del reconocimiento, prestigio y remuneración que no logran en la ciencia.

Es importante reconocer la relevancia explicativa de los aspectos culturales que esbozamos. La suerte de la ciencia en países subdesarrollados o en vías de desarrollo tiene que ver no sólo con factores de tipo económico y político. El continuo ciencia - tecnología - sociedad - desarrollo exige en cualquier contexto una interrelación efectiva de las más diversas formas de innovación social (económica, tecnológica, institucional, educativa y desde luego científica); en suma, un ambiente de creatividad social, una cultura innovadora, necesaria para acceder al desarrollo.

La capacidad de autodefinir con claridad las instituciones, enfoques conceptuales, prioridades y valores que han de servir de marco e informar el curso del desarrollo científico, es un fenómeno de raíz cultural. Con frecuencia se instalan en la sociedad fórmulas y concepciones copiadas acríticamente de contextos bien distintos donde su eficacia ha sido probada, bajo el supuesto de que en otros espacios producirán un efecto análogo; en tal caso la sociedad no es capaz de identificar plenamente las instituciones, prioridades y vías que se ajustan a una realidad concreta. En lo que toca a la ciencia, tales situaciones afectan considerablemente su desarrollo y muy en especial el cumplimiento pleno de sus funciones sociales.

Sólo en un ambiente de creatividad cultural, y de innovación social, puede lograrse a plenitud el continuo ciencia - tecnología - sociedad - desarrollo postulado; sin ignorar, desde luego, la contribución esencial de la ciencia a la conformación de tal ambiente.

Competitividad e innovación: las palabras mágicas.

La globalización de los mercados, el paradigma tecnológico dominante, la competencia entre los grandes bloques económicos y la propia ideología neoliberal, han convertido el tema de la competitividad en el núcleo de las estrategias de empresas, gobiernos e instituciones de investigación. Ser o no ser competitivo resumen las opciones de sobrevivencia y triunfo o fracaso y anulación. La competitividad a su vez descansa en la innovación, es decir, en la "introducción de una técnica, producto o proceso de producción o de distribución de nuevos... procesos que con frecuencia puede ser seguido de un proceso de difusión" (Martínez, 1994, p.516). A su vez la capacidad de innovación se apoya en gran medida en la tecnología ("dura" y "blanda"), cuyo rasgo contemporáneo es la fuerte articulación al conocimiento científico.

Son estas prioridades las que explican las transformaciones en las políticas científicas y su conversión en políticas de innovación, lo que supone una transformación radical en el modo de producción del conocimiento donde el contexto de aplicación aparece ahora como el primordial e inicial. En este caso se transforma el ethos científico y los criterios clásicos de evaluación del trabajo científico (peer review) son sustituidos por otros donde la rentabilidad y la ganancia ocupan un sitio primordial.

Neoliberalismo, ciencia y tecnología.

En el período 1980 - 1997 han ocurrido en América Latina grandes cambios en las políticas económica y sociales; entre las medidas aplicadas están la implantación de políticas neoliberales de ajuste estructural, la renegociación de la deuda externa, la búsqueda de un balance en las cuentas fiscales (equilibrio macroeconómico), la privatización de empresas públicas (desregularización de la economía), desnacionalización de empresas privadas (capitalización de la deuda), creciente apoyo al sector empresarial privado, apertura de la economía hacia los mercados externos y diversas manifestaciones de integración regional. Sin embargo, como explica Martínez (1997) "La política neoliberal, en su aplicación casi generalizada, ha demostrado desentenderse de tres problemas centrales que enfrentan los países: las exigencias que plantea la competencia internacional, esto es, la relación que se da entre la apertura al mercado mundial y la generación de la capacidad competitiva para enfrentarla; la deteriorada situación social, es decir, la relación entre producción y distribución; y, en fin, las fuertes cargas ambientales, o sea, la relación entre economía y ecología" (pp.109-110).

En el contexto de esas transformaciones y carencias, el Estado está intentando introducir cambios en la institucionalización de la ciencia y la tecnología (Martínez, 1997):

La política científica y tecnológica se sustituye por una política para la innovación. En la práctica esto supone el abandono de la pretensión de un desarrollo científico y tecnológico endógeno, relativamente autónomo, y en un nivel formal postula una "política para la innovación" que carece de asideros en la sociedad real.

Hasta la fecha el sentido común de la política científica y tecnológica de América Latina consiste en un modelo ofertista basado en el supuesto de que el desarrollo social es un resultado de la oferta de conocimiento científico (Dagnino, 1996). Ese modelo responsabilizaba al Estado con el fomento de la investigación y la educación y ha tenido un efecto claro de la institucionalización de la ciencia en la Región. Ahora el énfasis del discurso se traslada de la oferta de investigación y su previsible contribución al desarrollo social al énfasis en el papel del mercado y con ello al predominio de la investigación tecnológica y los servicios técnicos. Se pierde así de vista el carácter estratégico de la investigación y la formación de alto nivel.

Las formas de gestión tradicional de la investigación y la asignación rutinaria de recursos se sustituyen por la aplicación de criterios de eficiencia, evaluación de desempeño y exigencias de vínculo con las empresas.

El rol de promoción y participación del Estado en la investigación se sustituye por la ilusión de articular un sistema nacional de innovación. Ilusión porque "Más allá de ciertas señales incipientes, no se podría plantear el desarrollo de una red de instituciones, de recursos, de interacciones y relaciones, de mecanismos e instrumentos de política, y de actividades científicas y tecnológicas, que promuevan, articulen y materialicen los procesos de innovación y difusión tecnológica en la sociedad" (ibid, p.116).

Se introducen cambios en la actitud del Estado hacia la educación superior, sustituyendo la clásica ausencia de evaluación y control de la calidad por procesos de evaluación y acreditación académicos, lo que supone todo un cambio en la "cultura de la evaluación". Sin embargo, el propio Estado suele favorecer la privatización de la educación superior, reduciendo con ello la proyección investigativa de las universidades.

A la luz del panorama presentado y de las tendencias más recientes apuntadas, conviene revisar brevemente la evolución de las reflexiones que sobre ciencia, tecnología y sociedad han tenido lugar en América Latina. La discusión de las principales respuestas debe permitirnos esbozar una cierta plataforma de crítica a las perspectivas que subvaloran las dimensiones sociales en los análisis de la ciencia, la tecnología y la innovación.

El debate sobre el desarrollo, la ciencia y la tecnología.

Entre los años 50, 60 y 70 el pensamiento latinoamericano realizó importantes contribuciones al estudio del desarrollo social. Dos paradigmas del pensamiento social aportaron las mayores contribuciones en este terreno: el estructuralismo cepalino, respaldado por los trabajos realizados en el marco de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y las teorizaciones sobre la dependencia (Sonntag, 1988).

La CEPAL jugó a partir de los años 50 un importante papel en la discusión de la problemática del desarrollo desde la perspectiva de los países subdesarrollados. El pensamiento cepalino se basa en el cuestionamiento a la división internacional del trabajo en la economía mundial entre un "centro" productor de bienes industrializados y una "periferia" productora de materias primas. En contra de la percepción habitual de que esa división favorecía a ambos grupos de países Raúl Prebisch, líder teórico de la CEPAL, observó el "deterioro de los términos de intercambio" y concluyó que la posición de la "periferia" se deterioraría cada vez más, lo que llevó a la propuesta de la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones. El subdesarrollo dejó de ser concebido desde entonces como simple atraso y en lugar de ello se comprendió como una relación estructural entre desarrollados y subdesarrollados que tiende a agravar la situación de los últimos. El subdesarrollo fue visto entonces como subordinación, ubicación desventajosa en la economía internacional; así, la problemática del desarrollo se vinculó no sólo con la producción y la economía sino también con las relaciones sociales y las estructuras de poder.

Desde los años 60 se conformó la llamada teoría de la dependencia en cuya formulación influyeron significativamente las ideas marxistas, aunque las conclusiones de los diferentes autores diferían en su grado de radicalidad política en torno al tema de si es o no posible el desarrollo capitalista en la periferia.

En la crítica al cepalismo, los autores ubicados en el paradigma de la dependencia observaron que aquel no consideraba lo propio y autónomamente social del proceso de desarrollo: las relaciones imperialistas entre los países y las relaciones asimétricas entre las clases ( (Cardoso y Faletto, 1985, p.14). Se planteó así la necesidad de un "análisis integrado del desarrollo" (ibid) en el cual se combina el estudio de los procesos económicos con las transformaciones de la estructura de clases, sectores y grupos sociales y las modificaciones en el sistema de dominación. La distinción entre "centro" y "periferia" fue aceptada pero se redefine el concepto de dependencia implícito en él. Para el cepalismo la dependencia es externa y de naturaleza económica, vinculada a la división internacional del trabajo. Para el dependentismo es necesario tomar en cuenta el sistema económico y el sistema político, en sus vinculaciones, considerándolo tanto en el plano externo como interno, es decir, se necesita considerar cómo la integración de las economías asociadas al mercado internacional supone formas definidas y distintas de interrelación de los grupos sociales de cada país, entre sí y con los grupos externos. La mirada se orientaba así a los agentes sociales colectivos y sus prácticas derivadas de intereses y motivaciones (Sonntag, ibid, p.65).

Los paradigmas sociales expuestos tomaron en cuenta la problemática científico tecnológica, aunque con limitaciones. El estructuralismo cepalino destacó la importancia del progreso técnico pero lo vio más bien como consecuencia de la instalación de plantas industriales. Los teóricos de la dependencia observaron el papel de la dependencia tecnológica dentro del fenómeno global de la dependencia pero sin embargo no atendieron a la dinámica propia de la tecnología. "Esquematizando, puede sostenerse que las corrientes más notorias del pensamiento periférico subestimaron, no la importancia de la tecnología, pero sí las características propias del desarrollo tecnológico como proceso social, y por consiguiente las dificultades específicas que la problemática tecnológica plantea para superar la dependencia así como las que surgen cuando se procura la transferencia de la tecnología desde el centro a la periferia. Parecieron suponer, en sus formulaciones originales, que de debilitamiento de las formas habitualmente reconocidas de la dependencia, políticas y económicas, permitiría afrontar con éxito sus dimensiones tecnológicas. Pero los hechos tendieron a opinar de otra forma (Arocena, 1995, p.38).

El atraso científico y tecnológico de la Región y la influencia de los paradigmas mencionados contribuyeron a explicar la emergencia en los años 60 y 70 de un "pensamiento latinoamericano sobre ciencia, tecnología y desarrollo" (Oteiza y Vessuri, 1993). Este pensamiento asumía que pese a los discursos políticos, el modelo económico y social implantado en América Latina no estimulaba la generación interna de conocimiento científico y tecnológico. Como se muestra en el famoso "triángulo de Sábato", la innovación exige un sistema de relaciones entre el gobierno, la infraestructura científica y tecnológica y la estructura productiva. El diagnóstico es que en América Latina no ha fraguado tal triángulo, lo que explica la carencia de innovaciones (Sábato y Botana, 1970).

Los fundadores de ese pensamiento atacaron tanto el discurso legitimador idealista que enarbolaba parte de la comunidad científica como el modelo institucional basado en la "cadena lineal de innovación". La crítica a este último se apoyaba en la identificación de los factores económicos y políticos que explican la dependencia científica y tecnológica latinoamericana. La constelación de factores sociales explica la "política implícita" en ciencia y tecnología, en tanto el ideal modernizador y cierta dosis de demagogia explican la "política explícita" de los gobiernos (Herrera, 1975). En consecuencia el análisis de la política real exige apelar al estudio del "proyecto nacional" (idem) de cada país, proyecto que se define por los objetivos de las clases que poseen el control económico y político.

El espectro normativo de este abordaje iba desde una posición radical (Varsavsky, 1969) de denuncia del "cientificismo" reaccionario y defensa de una transformación radical del sistema como condición para el desarrollo social, hasta una postura más pragmática que dialogaba con los gobiernos e intentaba implantar políticas dentro del orden social vigente (Dagnino, 1996).

Oteiza (Oteiza y Vessuri, 1993) resume los resultados de aquella polémica del siguiente modo: "Transcurridas casi dos décadas desde esta polémica puede observarse que ambas escuelas realizaron importantes contribuciones a la constitución del campo de estudio ciencia - tecnología y sociedad, y que tanto la escuela dominante - reformista -, como la de Varsavsky, revolucionaria - compartían la idea de la necesidad de transformar la sociedad para lograr la eliminación de la pobreza, las inequidades flagrantes y, en general, el subdesarrollo científico, tecnológico y general de la región. Ambos efectuaron importantes contribuciones que tuvieron importancia tanto para algunos movimientos políticos como respecto a las visiones de científicos, tecnólogos y planificadores de la región. Ambos fueron derrotados en buena medida por la dura realidad latinoamericana, que se ocupó de frustar las intenciones y los esfuerzos generosos de transformación de ambas corrientes" ( pp.28-29).

Unos y otros discursos se vertebraban alrededor de la preocupación común por el desarrollo. Sin embargo, en los años 80 se levantó una verdadera "contrarrevolución" en la teoría y la práctica del desarrollo. La misma se vio estimulada por la amenaza del "nuevo orden económico mundial" proclamado desde el Sur y la relativa aceptación de esta idea en los países del Norte. Esta corriente surgió fuera de América Latina pero ha influido mucho sobre ella. Las ideas claves de esta contrarrevolución se refieren a la oposición al keynesianismo, a las teorías estructuralistas del subdesarrollo y al uso de la planificación económica para encarar los problemas del desarrollo, así como la glorificación del mercado. El Tercer Mundo se declara inexistente como realidad económica y geográfica y se le considera apenas una creación psicológica y política de occidente que se siente culpable por la colonización (Arocena, 1995).

La década de los 80 no sólo marcó un retroceso en la teoría del desarrollo sino también en su práctica. CEPAL la llamaría por ello la "década perdida". Desde esta perspectiva crítica y mirando al futuro la propia CEPAL inició los años 90 con un conjunto de nuevas propuestas que giran en torno al propósito de lograr una "transformación productiva con equidad" (TPE) (1990). El punto de partida es la crítica a la "competitividad espúrea" en la cual se ha basado la reinserción latinoamericana en el mercado mundial y que se apoya en los bajos salarios y el uso indiscriminado de los recursos naturales, todo lo cual afecta las condiciones de vida de las mayorías y destruye el medio ambiente.

En cambio, la TPE requiere de una "competitividad auténtica" sustentada en el progreso técnico, lo cual exige avanzar en la calificación de la población e impulsar la innovación tecnológica. Se observa que esta estrategia exige, entre otras cosas, un contexto participativo, pluralista y democrático al interior de las sociedades que permita el logro de consensos entre actores involucrados en el proceso y la integración y cooperación regionales. La acción del estado debe renovarse y orientarse hacia la construcción de la competitividad auténtica que supone, como se dijo, mayores niveles de equidad y sustentabilidad ambiental.

Pieza clave de la competitividad proyectada es el fortalecimiento de los sistemas nacionales de innovación y la reorientación de la industria hacia los mercados externos: hay que construir ventajas comparativas que puedan propiciar una ubicación dinámica en la economía internacional.

La TPE concede especial importancia a la educación y el conocimiento (CEPAL- UNESCO, 1992). El conocimiento se considera el elemento central del nuevo paradigma productivo por lo que la transformación educativa es esencial; los cambios en esta etapa deben basarse en la descentralización, autonomía, experimentación y vinculación con la comunidad. El sistema educacional, las comunicaciones y el trabajo deben aproximarse para desarrollar personas realmente competitivas. La educación permanente se presenta así como una condición obligada de la TPE.

De igual modo se atribuye gran importancia a la política tecnológica la que incluye: adquisición de la tecnología extranjera más adecuada para reducir la diferencia entre la mejor práctica y el nivel internacional, uso y difusión racional de la tecnología entre empresas y sectores; mejoramiento y desarrollo de tecnologías para mantener el ritmo de los avances más recientes y la formación de recursos humanos que estén en condiciones de realizar eficazmente las tareas señaladas.

Reflexiones sobre innovación y desarrollo social: es mejor STC que CTS.

Aunque de modo muy esquemático he tratado de presentar al lector un panorama resumido de la manera en que el pensamiento latinoamericano ha recepcionado el tema de la ciencia y la tecnología dentro de su habitual preocupación por el desarrollo social. Con los comentarios sobe las tesis de la CEPAL se ha mostrado que en la década de los 90 el tema del desarrollo ha sido retomado y nuevamente se le discute en relación con temas claves como ciencia, educación, tecnología.

Hay que reconocer, sin embargo, que las ideas comentadas encuentran escasos asideros en la vida real. Estamos muy lejos aún de la implantación de estrategias que apunten a la transformación productiva con equidad y el desarrollo educativo, científico y tecnológico sigue siendo en la mayoría de los casos una asignatura pendiente.

Siguen pesando demasiado las recetas neoliberales, la situación de las grandes mayorías se deteriora y el proclamado cambio educativo, científico y tecnológico se retrasa cada vez más respecto a las necesidades de los pueblos.

Por ello la polémica en torno a cómo debería ser pensado el papel de la ciencia y la tecnología en relación con el desarrollo social sigue teniendo la mayor actualidad. Ilustraré este punto a través de la crítica que una perspectiva CTS debe realizar al "sentido común" conque habitualmente este tema ha sido tratado y también al "pensamiento único" conque se intentan definir los rumbos que todos hemos de seguir. Consideremos los argumentos que siguen.

Al discutir sobre ciencia, tecnología y sociedad la sociedad ha de ser colocada como elemento primordial y ordenador respecto a los múltiples temas en juego. Según diversos autores (Amadeo, 1978) la implantación de políticas públicas en ciencia y tecnología en América Latina, sobre todo en su primera etapa se apoyó en premisas muy débiles en su perspectiva social. Por ejemplo, el surgimiento de los Consejos Nacionales de Ciencia y Tecnología, creados para realizar tareas de planificación y coordinación descansó en premisas teóricas de dudosa legitimidad: la atribución a la ciencia del oficio de panacea, la concepción de la planificación como un acto no político, neutro y carente de valores que es ejecutado por un Estado que representa los "intereses generales" de la sociedad, siempre coherente con los objetivos del desarrollo. El paradigma que dominó inicialmente en la planificación y ejecución de las políticas fue el "enfoque en sistemas" (idem) que en su calidad de metodología aplicada a la planificación asumía supuestos del todo cuestionables: menosprecio de las características concretas de la sociedad donde iba a aplicarse (intereses económicos y políticos en pugna, tradiciones culturales, dominación económica y política externa, entre otros) y atribución al cambio científico de una racionalidad pura, autónoma e invasora de los restantes ámbitos de la sociedad. A esto se unía la comprensión del subdesarrollo como etapa al desarrollo, en el espíritu de las teorías de Rostow. Frente a esto el pensamiento latinoamericano desarrolló críticas sociales importantes como las expuestas por Amilcar Herrera en su clásico Ciencia y Política en América Latina (1971). Sin embargo, el "sentido común" de las políticas en este ámbito ha sido la interpretación del desarrollo social como resultado de la oferta de conocimiento científico, concepción que se mantiene en el centro de la racionalidad de la política científica y tecnológica. A este punto de vista Dagnino (1996) le llama modelo de "ciencia y tecnología como motores del desarrollo". Simplificando podría decirse que en estos razonamientos la "S" de las relaciones C-T-S ha sido visualizada como efecto y no como causa, no como elemento explicativo y condicionador, sino como un escenario relativamente neutro y siempre listo a beneficiarse de la ciencia.

Los cambios históricos que se han producido en la percepción del papel de la ciencia y la tecnología en la sociedad, ejemplifican también el punto que tratamos. Según Salomón (1985) esa percepción al nivel de la cultura ha transitado por tres fases. La fase "aristocrática" corresponde a las primeras décadas del siglo XX y en ella la ciencia se concibe como el patrimonio de una élite de sabios más vinculados a la cultura europea que a su propia sociedad; al científico se le aprecia como una especie de aristócrata que ocupa una posición independiente en el cuerpo social y encarna el espíritu de la modernidad. Hacia la mitad de este siglo se abre la fase "cientificista" en la cual la ciencia gana legitimidad no por sus contribuciones reales, sino más bien ello se deriva de la euforia que sobre ciencia y tecnología se vivía en los países desarrollados. La propia comunidad científica y las agencias internacionales contribuyeron a crear el ambiente que respaldara la idea de la necesidad de avanzar hacia la modernidad científica. La creación de Consejos y políticas comentados antes pertenecen a esa etapa. Finalmente, según Salomón, estaríamos ahora viviendo la etapa de la desilusión respecto a la ciencia en virtud de que la expectativas creadas no han sido satisfechas.

El fenómeno de la percepción de la ciencia y su relación con la sociedad vista como dato de la cultura, contribuye a subrayar la tesis que defendemos: para discutir sobre ciencia y tecnología, para juzgar sus posibilidades y límites hay que instalarse en una perspectiva social.

Junto al abordaje de "ciencia y tecnología como motores del desarrollo" Dagnino (pp.94-95) considera otros dos que también han influido en la Región y cuyo comentario nos ayuda en nuestras reflexiones. El primero de ellos consiste en la crítica radical que se basa en la "no neutralidad de la ciencia y la tecnología" y que se generó en la izquierda antiestalinista, sobre todo europea, a través de su crítica a la utilización en la URSS de tecnologías de origen capitalista que este punto de vista consideraba incompatibles con las relaciones de producción socialistas. Esta posición influyó poco en América Latina y nada en las políticas científicas implementadas. Como se sabe, con la excepción de Cuba, las transformaciones socialistas no se produjeron en América Latina por lo que el debate sugerido por este abordaje careció de sentido práctico inmediato. Como hipótesis puede suponerse que la interpretación extrema de este punto de vista puede llevar a una hiperpolitización de la percepción del fenómeno tecnológico que puede ser muy dañino, sobre todo en condiciones de la economía globalizada, además de que "el conservadurismo técnico conlleva el retroceso productivo a la par que el incremento de las frustaciones y las privaciones, todo lo cual acentúa el deterioro ecológico" (Arocena, 1995, p.40). Pero tomado más moderadamente hay que reconocerle la capacidad de llamar la atención sobre el carácter no neutro ni carentes de valores de que es portadora la tecnología. Ella tiene consecuencias para el modelo de acumulación que se implemente y para la cultura y los valores que sustentan la sociedad.

Otro abordaje alternativo provino de "el movimiento de las tecnologías apropiadas" (Dagnino, pp.96-97). A diferencia del anterior este punto de vista se refiere específicamente a los países del Tercer Mundo y se opone a la sistemática adopción de tecnologías "intensivas en capital" en países en desarrollo y presta atención a las alternativas tecnológicas que estos poseen. "Aunque esta perspectiva se centraba en el objetivo del desarrollo social, su postura era defensiva, adaptativa y no cuestionadora de las estructuras de poder en el plano internacional y local. Desde el punto de vista de este enfoque, el desarrollo social era visto, es de destacar, como un objetivo en si mismo, y no como un resultado ex - post de una cadena lineal de innovación. Pero su principal debilidad era el supuesto de que la simple ampliación del espectro de alternativas tecnológicas a disposición de los países periféricos podría alterar la naturaleza políticamente determinada del proceso de difusión - adopción de tecnologías" (p.96).

Colocar la "S" en el centro de los análisis no puede llevar a considerar las variables científicas y tecnológicas como carentes de racionalidades y eficacias específicas. El cambio tecnológico influye cada vez más en la evolución social y cultural. La capacidad de generar y usar tecnología gravita cada vez más en la distribución de la riqueza, en las decisiones políticas, en las pautas de conducta y los valores.

En su análisis de Sábato y Mackenzie (1982) Arocena (1995) rescata varias ideas claves que voy a tomar de su texto.

Respecto a los efectos de la tecnología: "al mismo tiempo que la tecnología ha introducido la modernización y el cambio en todos los países, ha aumentado el poder económico y político de los países más desarrollados y la dependencia tecnológica y la alienación cultural de los menos desarrollados" (p.39).

En relación con lo que está en juego cuando se importa tecnología: "No sólo se importa un conjunto ordenado de conocimientos, sino también las relaciones de producción que le dieron origen, las características socioculturales del mercado para el cual fue originalmente producido, etc. Como si fuese un 'código genético' que estuviese inserto en su estructura, la tecnología transmite el sistema de valores para el que fue diseñada. Esto confiere a la dependencia tecnológica alcances muchos más vastos que los estrictamente económicos" (idem).

Cada país debe crear su propia "capacidad tecnológica autónoma", la que debe ser una mezcla de tecnología propia e importada sobre la base de un proceso de selección que permita combinar conocimientos diversos, elaborados en el país o fuera de él. El objetivo "es que cada país construya una capacidad propia que le permita tener una tecnología más adecuada a sus propios objetivos, más respetuosa de sus propios valores culturales y de sus características ecológicas, más interesada en servir a la satisfacción de las necesidades básicas de su población y más apropiada a su propia constelación de factores y recursos" (p.41).

La construcción de una "capacidad tecnológica autónoma" se ve afectada por una diversidad de factores sociales:

"Los grupos de intereses que se benefician con la dependencia tecnológica y que no permanecerán pasivos ante un programa enérgico pro autonomía tecnológica.

"La débil competencia del Estado que debe cumplir uno de los papeles protagónicos, y su poca capacidad para aplicar y hacer aplicar decisiones de naturaleza tecnológica.

"La alineación intelectual de los grupos de la clase dirigente que postulan que nada puede cambiar porque 'no somos capaces' y de otros grupos que postulan que nada puede cambiar porque 'no nos dejan'.

"La modalidad de la racionalidad existente, según la cual es mejor negocio importar tecnología que producirla localmente.

"La dependencia cultural, según la cual 'toda tecnología extranjera es mejor por ser extranjera'.

"El sistema de valores en vigencia, según el cual atender el consumo superfluo de las élites tiene prioridad a atender el consumo esencial de la mayoría de la población.

"El mimetismo de la periferia, que lleva a copiar hasta los peores productos y procesos del centro.

"Los mecanismos financieros locales, que no proveen de capital de riesgo para la producción de tecnología pero que avalan toda la importación 'prestigiosa' de tecnología.

"La escasa articulación entre los protagonistas del proceso: funcionarios del Estado, empresarios y gerentes y científicos y técnicos" (p.45).

Según lo visto ninguno de los abordajes de política científica y tecnológica esbozados es satisfactorio. El nuevo enfoque propuesto basado en el objetivo de crear sistemas nacionales de innovación, también exige una visión crítica (Dagnino, 1996). Los argumentos son los siguientes:

La discusión sobre los SNI suele concentrarse en un perfil reducido de temas: competitividad, high tech, ventanas de oportunidad, exportaciones. El problema de la innovación debe abarcar muchos otros problemas y demandas sociales, en particular debe atender la satisfacción de las necesidades humanas básicas.

No se puede discutir de innovación sin debatir sobre el "escenario social deseado". Ese debate es el que define los macro objetivos sociales en relación con los cuales es que deben establecerse las decisiones en ciencia y tecnología. Una vez definido esto satisfactoriamente entonces las políticas en estos campos tienen que hacerse corresponder con la estrategia social y económica diseñada.

La política científica y tecnológica tiene que favorecer la "integración social", es decir, la capacidad de innovación debe colocarse en relación con un perfil de demandas que privilegie el aumento de los bienes de consumo de masas: vivienda, educación, salud, alimentación, transporte. En todos esos campos hay mucho trabajo de innovación que realizar y la mayoría de los caminos tecnológicos están por construirse.

El Estado tiene que jugar un papel fundamental en el proceso de reducción de las desigualdades sociales y fortalecer el papel de las empresas menores para fomentar el empleo.

La ciencia básica y el monitoreo de las tendencias científico tecnológicas mundiales pueden encauzar la innovación hacia los "sectores de punta", preferiblemente aprovechando ventajas comparativas naturales o de otro tipo.

La clave de toda la discusión sobre las políticas está en la búsqueda de una relación adecuada entre innovación y desarrollo social y no en la innovación por sí misma. Por ello conviene hablar de innovación social que conecta los cambios tecnológicos con mutaciones sociales e institucionales. En otras palabras, la discusión sobre innovación debe contener una dimensión política fundamental. El concepto de innovación social explicita que la innovación involucra todo el tejido social y no sólo algunos actores económicos. También subraya los valores en juego: ciencia y tecnología para qué y para quién.

Con frecuencia las políticas públicas en ciencia y tecnología tienden a perder de vista su condición política y a presentarse como un asunto de estricta racionalidad técnica, omitiéndose así el debate sobre los valores y los fines sociales. Todo se reduce al tema del mercado, la competitividad y se asume que la globalización no deja opciones para escoger: hay una fórmula, la de los países industrializados que sólo resta aceptar y aplicar. Esa fórmula, además, es presentada en su versión para el consumo de los países subdesarrollados donde se introducen mitos como el de la desregularización estatal que en materia de ciencia y tecnología es especialmente falso.

Se construye así un "pensamiento único" como le llamó Jacques Chirac, portador de "verdades" incuestionables que trazan un camino que no da lugar a las elecciones, a las alternativas. La pieza clave en ese discurso es la competitividad que en buena medida descansa en la innovación tecnológica. "Como doctrina económica el 'pensamiento único' reposa sobre tres pilares macroeconómicos ortodoxos: rigor monetario, rigor presupuestario y flexibilidad salarial. En ciencia y tecnología, el pensamiento único se basa en la hegemonía casi absoluta de la óptica de la innovación por sobre cualquier otra dimensión en base a la cual pudiera ser orientada la actividad científica. No es casual que esto ocurra, ya que esta perspectiva implica la reducción del conocimiento científico y tecnológico a un hecho fundamentalmente económico; no solamente esto, sino que además se le adjudica el carácter de instrumento fundamental para el logro de un valor cargado de intereses e ideología: la competitividad" (Albornoz, 1997, p.97).

En este camino los problemas de la política científica y tecnológico son sustituidos por los problemas de la gestión, es decir, de la selección de los medios adecuados para impulsar la innovación, en tanto el tema de los fines es dejado a un lado. Este desplazamiento conduce a carencias muy serias porque "si bien una política sin gestión es poco más que retórica, la gestión sin política es ciega y no discute rumbos " (idem).

Supuestamente esa gestión descansa en verdades y fórmulas elaboradas por las ciencias económicas al uso por lo que su respaldo "científico" está fuera de toda duda. Todo consiste en aplicar bien las recetas cuyo dominio es patrimonio de expertos. El debate sobre los valores que subyacen a esos diseños y el cuestionamiento de sus fines sociales se considera entorpecedor. Metáforas del tipo "sociedad del conocimiento" o "sociedad de información" pueden servir también para subrayar esas visiones tecnocráticas: el conocimiento, librado de valores, se convierte en el nuevo demiurgo de lo real.

Como hemos dicho antes el paradigma tecnológico que se viene imponiendo es altamente intensivo en conocimientos y la información es hoy vital para el funcionamiento de la economía y la sociedad. Lo que sugiere el enfoque CTS es que en la sociedad contemporánea (cuyas complejidades no se reflejan adecuadamente en su definición como sociedad de la información) las estrategias para avanzar dentro de ella no están sujetas a un determinismo tecnológico que excluya la necesidad del análisis de los intereses económicos y políticos que la determinan. En consecuencia ese enfoque insiste en la necesidad de complementar los análisis en el campo de la gestión en ciencia y tecnología, orientado preferentemente a la identificación y uso de los medios que pueden propiciar el desarrollo científico y tecnológico, con análisis verdaderamente políticos y sociales que ofrezcan un marco de referencia orientador de su desarrollo estratégico.

El enfoque CTS debe estimular también la idea de que la heterogeneidad de situaciones sociales que observamos hoy exigen la búsqueda de una diversidad de estrategias en el campo científico técnico. Para los países del Tercer Mundo esta exigencia demanda de una enorme lucidez intelectual y política.

En resumen, el enfoque CTS que propugnamos es opuesto al "pensamiento único" en varios puntos:

Rescata el sentido político en las decisiones en ciencia y tecnología.

Insiste en la necesidad de articular los medios y los fines en las políticas, donde los fines deben contribuir a diseños estratégicos que hagan humanos y sostenibles los esfuerzos.

Subraya que no existen recetas únicas y construir políticas propias es imprescindible. Esas políticas no pueden menos que articularse a las realidades económicas, culturales, educacionales, ambientales, propias de países o regiones. Sin embargo "el reclamo de la especificidad no puede interpretarse en clave aldeana ni, mucho menos, como coartada para darle la espalda al mundo" (Arocena, 1993, p.102).

La política tecnológica, bien entendida configura un ámbito interdisciplinario donde las ciencias económicas tienen bastante que decir pero ni mucho menos todo. Las ciencias sociales, la filosofía, la ética, por citar algunas disciplinas, son de la mayor importancia.

Según lo visto un enfoque CTS tiene que comenzar por recuperar los fines sociales en el debate sobre ciencia y tecnología. Sin embargo, el tema de los medios también es muy importante y para su selección existen también diferentes opciones que descansan en variadas concepciones de las interrelaciones de la ciencia, la tecnología, la innovación y de todas ellas con la sociedad.

El enfoque clásico aconseja fomentar la ciencia básica y a través de ella llegar a la innovación: lo esencial es la oferta de conocimientos científicos y tecnológicos. Un enfoque más actualizado que incluye la evaluación de la experiencia de los países subdesarrollados, sugiere que las actividades de I+D juegan sólo un papel limitado en los procesos de innovación; no toda innovación ni mucho menos, procede directamente de actividades de I+D. Si esto es así, entonces los países en desarrollo no deben concentrar sus políticas exclusivamente en el incentivo a I+D sino en el fortalecimiento del conjunto de las capacidades científicas y tecnológicas del país, capacidades que se refieren, entre otras cosas, a la existencia de recursos humanos, suficiente información y prestación de servicios científicos y tecnológicos.

Un informe de la OCDE (Albornoz, 1997) señala la existencia de un stock de conocimientos disponibles para cuya utilización es más necesario contar con núcleos de articulación que con grupos de investigación en sentido estricto. Según ese punto de vista la investigación básica sólo se requiere en algunos tipos de industrias y en países sometidos a fuertes presiones competitivas. Si esto fuera cierto para los países industrializados, lo es mucho más para los países en desarrollo. La innovación es una actividad muy diversa y diversas son las estrategias para lograrla: no hay fórmulas únicas.

La política científica y tecnológica en América Latina debe poner énfasis en aspectos tales como "la formación de recursos humanos (tanto a la formación de alto nivel como a la dotación de habilidades técnicas), el fortalecimiento de núcleos capaces de realizar la 'traducción' del conocimiento disponible, tornándolo aplicable, y la prestación de servicios científicos y tecnológicos (particularmente sistemas de información)" (ibid, p.114).

En otras palabras, se necesita una estructura científica bien dotada, pero lo que urge no es sólo hacer ciencia a buen nivel, sino también evitar el aislamiento del sistema científico, impulsar las relaciones con otros sectores de la sociedad, no sólo el productivo, sino también el educativo, por ejemplo (Arocena, 1993). Hay que evadir la trampa cientificista de la ciencia para sí misma; también el enfoque lineal que considera motor del desarrollo la oferta de conocimientos y el punto de vista que concentra los esfuerzos de capacitación en el nivel del posgrado y obvia la extensión de la cultura técnica a toda la sociedad.

Pero también hay que evitar los errores de signo opuesto como suponer que se puede impulsar el progreso tecnológico sin hacer lo propio con la ciencia, incluida la básica o estratégica, "hasta para poder comprar tecnología hay que entender de lo que se trata, lo cual es poco factible sin capacidad de investigación autónoma" (ibid, p.103).

El razonamiento anterior nos conduce a un tema de clara significación epistemológica: cuando una ciencia puede considerarse desarrollada, qué criterios sirven para distinguirla de la ciencia subdesarrollada. Si nos guiamos por criterios ampliamente difundidos al nivel internacional, deberíamos buscar la respuesta en el número de publicaciones, patentes, doctores u otros indicadores semejantes. Siendo útiles esos indicadores, no dicen mucho acerca del significado social de la ciencia; ellos hablan de la creatividad pero no necesariamente de la orientación social de esa creatividad.

Siendo realistas, la creatividad debe considerarse como una dialéctica entre recepción, difusión y reelaboración. Una comunidad es creativa en la medida que es capaz de recepcionar, hacer suyo el conocimiento y aportar a su desarrollo. Lertora (Saldaña, 1994) entiende que una ciencia es dependiente cuando percibe pasivamente y no reelabora (p.113). La capacidad de reelaboración es un dato esencial de la creatividad. Lértora considera que hay reelaboración cuando al cabo de un lapso la investigación de la comunidad receptora produce un resultado distinto teóricamente (o técnicamente) de la primitiva asunción, y este es obtenido por vías independientes con respecto a las demás comunidades científicas.

Goldstein (1989) encuentra el criterio que sirve para distinguir entre desarrollo y subdesarrollo científico en la utilidad. "Una ciencia es subdesarrollada cuando produce resultados que carecen de utilidad, tanto teórica como práctica. Se caracterizan por la trivialidad temática, por la ausencia de conexión con problemas concretos de importancia (teórica o práctica)" (p.13).

En conclusión, la capacidad científica (que supone cierto grado de autonomía) consiste en la capacidad de recepcionar, difundir, extender, transformar, aplicar conocimientos y todo ello, según el criterio que hemos seguido hasta aquí, en conexión con las demandas y necesidades sociales.

El conocido "triángulo de Sábato" al cual hemos aludido antes sirvió durante mucho tiempo para estimular la discusión sobre las articulaciones requeridas para impulsar el desarrollo científico y tecnológico y su impacto social. ( Recordemos el conocido Triángulo de Jorge Sábato –cuyos vértices son el gobierno, el sector empresario y el ámbito académico- como modelo de pensamiento para hacer diagnóstico de la situación y, en sus palabras, “ordenar terapéutica”; dice Sábato3: “Así se vio que, en nuestra realidad, los vértices de la estructura productiva y de la infraestructura no están conectados, y esto es el subdesarrollo…”. Sábato, Jorge, “El origen de algunas de mis ideas”, conferencia en ISEA, Caracas, 1976

Aún hoy, la discusión en torno a la propuesta de Sábato permite adelantar nuevas ideas.

Una de ellas se basa en que en las condiciones de la actual globalización donde se construyen redes que involucran centros de I+D, universidades y empresas al nivel regional e incluso mundial, las articulaciones entre el sector I+D y las empresas no pueden ser concebidas sólo para actores de un mismo país. En ese sentido la globalización es no sólo un desafío sino también una oportunidad: la de aprovechar la experiencia innovadora de otras empresas, de otros centros de I+D, situados fuera de las fronteras nacionales. Para ello el intercambio internacional es fundamental.

Otra propuesta convierte el triángulo de Sábato en un cuadrilátero que incorpora un cuarto vértice que "debe surgir de una construcción social, la del movimiento de trabajadores como actor del desarrollo" (Arocena, 1993, p.106). Esta idea es de notable significación para los estudios CTS pues rescata la participación pública en todo lo relativo a las transformaciones científicas y tecnológicas entendidas como procesos sociales que incorporan actores colectivos entre los cuales el movimiento de trabajadores tiene que ser fundamental.

Es preciso insistir en el papel que la educación tiene que jugar en todos estos procesos. El sistema educativo tiene que contribuir notablemente a la innovación social. La educación constituye una clave para la democratización, la equidad y la eficiencia. En la perspectiva de los cambios que se suceden en el mundo los países y las personas que no posean una buena formación, susceptible de permanente actualización, quedarán marginadas en lo económico, lo social y lo cultural. La formación básica generalizada es imprescindible, entendiendo que ella ahora exige una cierta actualización tecnológica, por ejemplo, el dominio de conocimientos informáticos. Los ciudadanos deben ser educados para aprender a aprender lo que exige entre otras cosas la generalización de la educación postsecundaria, entendida como educación avanzada y permanente de los ciudadanos. Ese tipo de educación, por supuesto no puede asociarse exclusivamente a la que se obtiene en las escuelas y con fines de titulación. Se trata de la conversión de la sociedad (empresas, comunidades, escuelas, universidades) en un escenario educativo donde la actuación del individuo es decisiva. Drucker citado por Arocena (1995), afirma que "cada institución que genera empleo tiene que convertirse en un maestro" a lo que el último agrega, "quizás sea más adecuado decir que todo ámbito donde una tarea socialmente útil es desempeñada eficientemente constituye un aula que no puede ser desperdiciada" (ibid, p.70).

Comentario final.

El problema de la relación entre innovación y desarrollo social es uno de los más relevantes que podemos imaginar para el campo CTS, sobre todo si se le enfoca desde la perspectiva de los países subdesarrollados. Es un tema que enlaza cuestiones técnicas con valoraciones política y éticas fundamentales. Las políticas científico - tecnológicas y también las educativas, deben desplazar los viejos abordajes o marcos conceptuales con los cuales operaban en el pasado y sustituirlos por ideas contemporáneas, lo que requiere inevitablemente la comprensión de los procesos de innovación social. Hay que trabajar para la innovación, pero colocando por delante los objetivos sociales que ella debe atender. La educación para la innovación es parte importante de la educación CTS.

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El G-77 o grupo de los 77 es un grupo de países en vías de desarrollo con el objetivo de ayudarse, sustentarse y apoyarse mutuamente en las deliberaciones de las Naciones Unidas.

Países que presidieron el Grupo G 77 :

1970-1971: India

1971-1972: Perú

1972-1973: Egipto

1973-1974: Irán

1974-1975: México

1975-1976: Madagascar

1976-1977: Pakistán

1977-1978: Jamaica

1978-1979: Túnez

1979-1980: India

1980-1981: Venezuela

1981-1982: Argelia

1982-1983: Bangladés

1983-1984: México

1985-1986: Yugoslavia

1987:4Guatemala

1988: Túnez

1989: Malasia

1990: Bolivia

1991: Ghana

1992: Pakistán

1993: Colombia

1994: Argelia

1995: Filipinas

1996: Costa Rica

1997: Tanzania

1999: Guyana

2000: Nigeria

2001: Irán

2002: Venezuela

2003: Marruecos

2004: Catar

2005: Jamaica

2007: Pakistán

2008: Antigua y Barbuda

2009: Sudán

2010: Yemen

2011: Argentina

El premio Nobel de la Paz 2011 fue compartido

El premio Nobel de la Paz 2011 fue compartido entre la presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf, la activista por los derechos de las mujeres Leymah Gbowee, también de Liberia, y la activista prodemocrática Tawakkul Karman de Yemen, la primera mujer árabe que gana el premio internacional.

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Relaciónala con la DECLARACIÓN DE DERECHOS DE 1948 , en particular con algún artículo que te sea significativo al respecto de este PREMIO NOBEL.

http://youtu.be/HSgMh2C9qtY

http://youtu.be/PPeRECua5CQ

O EN: Facebook: PROGRAMA DE SODRE: De: Efecto Mariposa ( PARA VER MÁS SOBRE LAS TRES MUJERES QUE GANARON EL NOBEL 2011 ¡…..)

http://www.radiourug​uay.com.uy - http://www.efectoblo​g.blogspot.com:

Entrevista - Georgina Higueras - Periodista formada en la agencia EFE, de la que fue corresponsal en Pekín, Washington y Estrasburgo – Especialista y enviada especial del diario EL PAÍS, fundamentalmente en el continente asiático. Ha sido testigo directo de grandes conflictos como las guerras del Golfo, Afganistán, Camboya, Chechenia y Georgia. En 2008 fue galardonada por el Club Internacional de Prensa (CIP) con el premio al mejor enviado especial. Fue Directora General de Comunicación del Ministerio de Defensa español. Es autora de los libros China, la venganza del dragón y El despertar de Asia, ambos editados por la editorial Península. Escribió un artículo sobre las Nobel para El País de Madrid.

Ellen Johnson Sirleaf- Presidenta de la República de Liberia-Actualmente en el cargo -Desde el 16 de enero de 2006

Datos personales -Nacimiento 29 de octubre de 1938 (72 años) Monrovia, Liberia- Partido de la Unidad - Cónyuge James Sirleaf (1955) Hijos :Cuatro-Ocupación Política, economista-Alma máter Universidad de Colorado en Boulder-Religión Metodista

Leymah Gbowee, activa pacifista en Liberia

07 de octubre de 2011 • 06:10 AM La liberiana

Leymah Gbowee, laureada este viernes con el premio Nobel de la Paz de 2011, junto a su compatriota y presidenta, Ellen Johnson Sirleaf y la yemení Tawakkul Karman, es una militante pacifista que contribuyó a poner fin a las guerra civiles que devastaron su país hasta 2003.

Cuando pequeña, la llamaban "red" (roja) por su tez clara, relató ella en un libro autobiográfico "Mighty Be Our Powers: How Sisterhood, Prayer, and Sex Changed a Nation at War" ("Que nuestro poder sea fuerte: cómo la comunidad de mujeres, la oración y el sexo cambiaron una nación en guerra".

Desde que se hizo conocer en el movimiento pacifista, esta cuarentona de fuerte corpulencia, originaria de la etnia Kpellé, se ganó otro apodo en la escena internacional: "la guerrera de la paz".

Contra los demonios de la guerra, Leymah Roberta Gbowee opuso la oración. Y es así cómo llamó a las mujeres a orar por la paz, sin distinción de religión y a menudo vestidas de blanco.

El movimiento fue creciendo durante el conflicto, hasta culminar en una huelga del sexo, obligando al régimen de Charles Taylor a asociarlas a las conversaciones de paz.

Leymah Gbowee "es más que valiente. Desafió la 'tempestad' Charles Taylor y lo obligó a la paz cuando la mayoría de nosotros, los hombres, huimos para salvar nuestra vida", dijo Nathan Jacobs, funcionario de 45 años.

En diciembre de 1989, después de haber iniciado una rebelión contra el presidente liberiano Samuel Doe, Charles Taylor se apoderó en pocos meses de la casi totalidad del país y se hizo elegir presidente en 1997.

Enfrentado a su vez a una insurrección armada, se vio obligado a dejar el poder en 2003, bajo la presión de la rebelión y de la comunidad internacional.

Durante la guerra y como asistenta social, Leymah Gbowee frecuentó cotidianamente a los niños soldados y cayó en la cuenta que "la única manera de cambiar las cosas, del mal hacia el bien, era para nosotros, mujeres y madres de esos niños, levantarnos y avanzar por el buen camino", declaró esta mujer, hoy madre de seis hijos, instalada desde 2005 en Ghana.

"Nada debería llevar a la gente a hacer lo que se hizo con los niños de Liberia", drogados, armados, convertidos en máquinas de muerte, explicó en un documental - "Pray the Devil back to Hell" (Ora y envía el Diablo de vuelta al infierno) - sobre la lucha de las liberianas por la paz.

Esta lucha "no es una historia de guerra tradicional. Se trata de un ejército de mujeres vestidas de blanco, que se irguieron cuando nadie quería hacerlo, sin miedo, porque las peores cosas imaginables ya nos habían ocurrido", escribió en su autobiografía.

"Se trata de la manera cómo encontramos la fuerza moral, la perseverancia y la valentía para levantar nuestra voz contra la guerra, y restablecer el sentido común en nuestro país", agregó.

Leymah Gbowee, que fundó y dirige varias organizaciones de mujeres, participó en la Comisión Verdad y Reconciliación. Un recorrido inesperado para quien reconoce haber sido una niña enfermiza - rubéola, paludismo, cólera - que " a menudo deseó estar sana"

La yemení Tawakul Karman,

se alzó con el Premio Nobel de la Paz por su activismo político, que durante años le llevó a defender los derechos humanos en su país hasta convertirse ahora en un icono de la oposición contra el régimen

A Karman no le sobra tiempo en su protesta diaria contra el presidente del Yemen, Ali Abdalá Saleh, ya que no deja de contestar las llamadas telefónicas, y saludar a los transeúntes y jefes tribales que se le acercan. Antes de que la oposición a Saleh iniciase la revuelta en la que el Yemen se halla inmerso desde el pasado 29 de enero, esta mujer nacida en 1979 ya era conocida por organizar manifestaciones y acampadas contra el gobierno desde 2007. Casada y con tres hijos, Karman coordina el llamado Consejo de los Jóvenes de la Revolución Árabe y es presidenta de la organización "Mujeres periodistas sin cadenas", que creó en 2005. "Soy una ciudadana del mundo, la tierra es mi patria y la humanidad es mi nación", escribe Karman en el perfil de su página de Facebook, que utiliza, al igual que otros sitios web, para difundir su lucha por las libertades y los derechos.

Cabeza visible del movimiento opositor, fue arrestada incluso antes de que estallaran las protestas, el pasado 24 de enero, pero poco después fue liberada y en seguida volvió a la carga contra el régimen. Tanto es así que el 29 de enero ya participó en una nueva manifestación, impulsó "el Día de la Rabia" del 3 de febrero, similar a los que habían inspirado las revueltas árabes en Egipto y Túnez, y el 17 de marzo volvió a ser detenida. Como si de una premonición se tratara, sus artículos publicados en 2006 y 2007 ya anunciaban el estallido revolucionario en el Yemen, lo que le costó la cárcel. Actualmente son reeditados por los diarios partidarios de la revolución y leídos por unos ciudadanos que claman "Saleh, vete a casa". Karman, que se define ideológicamente como moderada, pertenece al Partido de Reforma Islámica (Al Islah), brazo político del grupo conservador Hermanos Musulmanes y principal fuerza política opositora. La activista viste el tradicional velo islámico o "hiyab" en vez del "niqab" que cubre todo el cuerpo de las musulmanas y que es muy habitual en este país profundamente conservador. Lo hace para compatibilizarlo con su trabajo de activista social, a pesar de las críticas de los islamistas radicales. Su vocación de periodista ya le puso en 2007 en contra de las autoridades, que se negaron a concederle una licencia de radio y prensa para su organización feminista y no tardó en recibir amenazas de muerte por teléfono. Hasta ahora, Karman era más conocida en el interior del Yemen que en el exterior, a pesar de que en marzo de 2010 fue galardonada en Nueva York con el Premio Internacional de Mujeres con Valentía. Periodista, activista, luchadora y madre, esta yemení obtiene ahora la máxima distinción mundial en el terreno de la paz en un momento en que la situación en el Yemen parece derivar hacia un conflicto armado.